Que se miren en ese espejo

Que se miren en ese espejo

Que se miren en ese espejo

Hugo López Morrobel

Un refrán muy popular entre los dominicanos asegura que el perro huevero, aunque le quemen la boca, sigue siendo huevero, dejando a entender bastante claro que a los ladrones se les hace muy difícil abandonar esa práctica, no importa a los que lesionen con ella.

Quizá no sería correcto utilizar esta comparación para los que consumen estupefacientes, porque ahora a quienes lo hacen habitualmente se les considera enfermos.

Y podrían tener razón, dado que son miles a los que se les ha dado muchas oportunidades para abandonar esa práctica, sin embargo, aunque se alejen por un tiempo, luego reinciden.

Entre los que se les han otorgado decenas de chances, está el exlanzador de Grandes Ligas, Dwight Gooden, apresado nueva vez hace unos días conduciendo por una autopista en sentido contrario.

De acuerdo a las autoridades, al momento del arresto estaba prácticamente inconsciente por la cantidad de droga ingerida.

Casos como el de Gooden, de quien fui un seguidor cuando lanzaba para los Mets y ganador del Cy Young en 1985, dan lástima y son una señal de la desgracia que vive junto a su familia.

Este hombre ha luchado contra la adicción a las drogas y el alcohol a lo largo de los años.

No valió de nada que lo suspendieran del béisbol por una parte de 1994 y toda la temporada de 1995 después de dar positivo a cocaína.

Tampoco le ha valido de nada los arrestos constantes y estar en prisión en 2006 por consumo de drogas.