Los chismes, habladurías y murmuraciones, mentiras , historias, insidia y medias verdades han caracterizado las luchas internas y abiertas por el poder en el movimiento deportivo de la República Dominicana.
Ha sido una lucha, en la mayoría de los casos muy cruenta, desde el mismo instante en que se organizaron los clubes, asociaciones, federaciones y en el mismo Comité Olímpico.
Esos enfrentamientos que se observan ahora con más frecuencia y que por momentos se tornan desgarradores y lacerantes, son el producto de la lucha a muerte de intereses que prevalece hoy más que nunca, entre los dirigentes federativos que integran ese organismo.
Cuando se denuncia que millones de pesos que han sido aportados por el Estado no “aparecen por parte”, queda la sensación, de que las cosas no andan bien por Dinamarca.
En la situación de precariedad económica que vive el país, cuando se habla, cierto o no, de que hay una suma que supera los 45 millones de pesos cuyo paradero se desconoce, es motivo de mucha preocupación.
Entiendo que los dirigentes tienen la obligación de ofrecer las cuentas claras, porque esa es su obligación “truene, llueva o ventee”.
En las últimas dos semanas la gente está estupefacta por los rumores de una posible falla en el manejo de los recursos económicos, y aunque se informó que hoy se darán detalles pormenorizados del caso, la situación ha llegado al extremos que la mayoría de la población la contempla estupefacta.
El dinero que se aporta al deporte debe ser manejado con una pulcritud total, porque cualquier tipo de duda crea incredulidad, y este país no está por soportar más escándalos de los que ya estamos hasta la “coronita” en otras áreas.