No debe haber motivos para que los dirigentes olímpicos del país teman, como el diablo a la cruz, hacer pronósticos sobre las reales posibilidades de medallas en los próximos Juegos Panam de Lima, Perú.
Resulta extraño el temor que hay de proyectar los resultados en lo competitivo, porque todas las selecciones nacionales, de acuerdo a los informes de las federaciones, recibieron apoyo para su preparación, en el país y en el extranjero.
Es decir, que la inversión realizada ha sido suficiente, aunque nadie ha dado la cifra, porque aquí todo es un secreto de “Estado”.
Si en Lima no se supera la actuación registrada en Toronto, Canadá, donde el país obtuvo tres oro, 11 plata y 10 bronce, habría que llegar a la conclusión de que estamos estancados o retrocediendo.
A veces da la impresión, que el miedo a realizar proyecciones es un plan para no correr riesgos, es decir, si se supera la actuación pasada, objetivo que debe lograrse sin demasiado esfuerzos, estamos “muy bien”.
¿Podría ser esta posición de los dirigentes deportivos una especie de la famosa tira cómica del dibujante y humorista argentino Guillermo “Willy” Divito denominada “El doctor Merengue”, cuyo personaje se veía obligado a actuar en contraposición a sus verdaderos pensamientos o deseos?
A la gente hay que decirle las cosas como son, salga pato o gallareta, porque al final todo queda al descubierto, y hace más daño que bien.
Para evitar falsas expectativas, que se hable claro sobre qué esperar de sus atletas en este evento. Los enfoques objetivos y realistas, sin necesidad de hacer “bultos”, son los que con más certeza pronostican resultados a las sociedades.