En medio de tantos problemas importantes como, por ejemplo, el que ha suscitado la sentencia del Tribunal Constitucional, o el del escándalo de la turbidez que se ha detectado en la compra de los aviones Tucano, hay otro que luce pequeño pero que, para mí, es también muy trascendente.
Me refiero al anuncio de que, entre las medidas que pretende tomar el Gobierno para equilibrar la economía estatal, figura la aplicación de un paso de tortuga a la continuación de la construcción del Metro de Santo Domingo.
Confieso que yo era uno de los que criticaron en sus inicios los trabajos del Metro.
Pero, la verdad sea dicha, los hechos han demostrado que la primera línea ha sido un éxito, y más que eso, el inicio de la solución del grave problema del tránsito urbano en la capital de la República.
Una segunda línea, y después una tercera, y una cuarta, quinta y sexta si fueren necesarias, merecen ponerse en la cabeza de la lista de prioridades nacionales.
Invito a las autoridades a pensar dos veces la medida anunciada. La segunda línea debe ser terminada.