Cuando me refería en la columna de ayer sobre las multiplicidades de legislaciones, obvié un caso que en estos momentos está siendo objeto de controversias entre las mismas entidades, cuyo objetivo primordial es elevar la calidad del deporte en todos sus órdenes.
Hace unos días, el flamante senador Héctor Elpidio Acosta Restituyo, mejor conocido como (El Torito), representante de Monseñor Nouel, planteó de muy buena fe, que se aprobara el 23 de setiembre como “Día del Pelotero Dominicano”, en reconocimiento a la fecha en que Osvaldo “El Orégano” Virgil se convirtió en el primer criollo que arribó a Grandes Ligas.
Esto despertó temor y protesta en la Asociación de Cronistas Deportivos de Santiago, de que eso diera al traste con el 11 de enero, que por decreto en 2001, que designó esa fecha como “Día Nacional del Pelotero Dominicano”, en recordación a los jugadores que fallecieron en la tragedia de Río Verde, Yamasá, en 1948.
Creo que ambas efemérides son válidas r, la primera en términos dolorosos, y la segunda de celebración.
El arribo de Virgil como el primero, un 23 de setiembre de 1956, abrió una puerta gigante, no solo para los peloteros, sino también para el país en otros renglones.
Por lo tanto, que se busque otro nombre para designar el 23 de setiembre, pero la misma no puede continuar pasando desapercibida.
“El Torito”, no puede cejar en ese propósito, que seguro será aprobado por sus compañeros senadores que también están conscientes de que esa es una fecha para recordar siempre.