Aunque Ud. no lo crea, como diría Ripley, el Consejo de DDHH de la ONU resolvió respaldar “toda iniciativa que conduzca a la resolución pacífica de las diferencias políticas en Venezuela, como el diálogo nacional propuesto por el presidente Nicolás Maduro, con el respaldo de la Unasur, y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España, Leonel Fernández, de República Dominicana, y Martín Torrijos de Panamá, orientado a mantener la paz y la unidad del pueblo venezolano”.
Veamos quienes votaron esta resolución: China, Rusia, India, Pakistán, Egipto, Argelia, Uganda, Bielorrusia, Eritrea, Vietnam, Sudán, Irán, República Popular Democrática de Corea y Laos, además de los países que son parte de la Alianza Bolivariana (Alba-TCP), como Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua.
La lista en gran medida explica tal resolución, ¿no?
¿No saben esos señores que en Venezuela hay presos políticos y que varios de los principales dirigentes están en la cárcel, que no hay libertad de prensa , que el diálogo que propone Maduro es para que se haga lo que él disponga, que las credenciales de la Unasur en la materia están un poco descoloridas y que los tres expresidentes son los mediadores “autorizados” por Maduro?
¿ No están enterados de lo que pasó en la OEA la que ha reencaminado su proceder rescatando la “Carta Democrática”, y del reclamo con amplio apoyo popular de un referéndum revocatorio para sacar a Maduro y que éste trata de impedir violando flagrantemente la Constitución? Henrique Capriles, uno de los lideres de la oposición, ha descalificado al expresidente Rodríguez Zapatero. “Viaja en aviones de PDVESA”, denuncia, y dice que lo que propicia es “un diálogo hipócrita“ para que Maduro gane tiempo y pueda evitar el revocatorio.
Y mientras Maduro gana tiempo, los venezolanos ven mermar sus reservas de oro, las que el Gobierno va vendiendo mes a mes, y cada vez enfrentan más necesidades –de todo tipo- a diferencia de la élite bolivariana –gobernantes y militares- y sus seguidores ahora al mando de los CLAP, Comités Locales de Abastecimiento y Producción que Maduro ha creado para asegurarle a sus militantes y grupos de choque fascistas los alimentos, medicinas y otros insumos, de los que carece y a los que no tiene acceso el resto de la población.
“Pero la salida no es fácil- reiteró mi informante. “Antes era diferente, los dictadores huían con sus alforjas llenas y se instalaban tranquilamente en Miami, Brasilia, España o Portugal. No rendían cuentas, pero la gente se los quitaba de encima. Pero ahora las cosas han cambiado- destacó-; ahora se piden cuentas , vea lo de Brasil con Lula y sus más allegados correligionarios y colaboradores; ¿y los de los Kirchner en Argentina?”. “Ahora- añadió- la gente quiere que se los juzgue, que devuelvan la plata y que se los persiga a donde sea”. “El panorama ha cambiado y la salida es más difícil”, insistió mi interlocutor.
“Hace un tiempo en una de sus columnas,- me recordó el exfuncionario- Ud. decía que Maduro iba a tomar el camino del sirio Assad, que en medio de la ‘ primavera árabe‘ y visto como le fue a sus colegas se jugó a continuar en el poder a sangre y fuego”. “Y en Venezuela efectivamente es como Ud. dijo, o peor: no solo es Maduro, son Diosdado Cabello, los miembros de la Corte de Justicia, los del Tribunal Electoral, la parentela de Chávez y la cúpula militar” .
”Son unos cuantos y tienen que pagar por mucho, ellos lo saben y se la ven venir y por eso la salida no es fácil y hay que hilar muy fino
para evitar tragedias”, concluyó el excanciller.
Poco para agregar, entonces.