Que nos sirva de lección

Que nos sirva de lección

Que nos sirva  de lección

Claudio Caamaño Vélez

Recientemente vi la noticia de una joven médico que falleció por problemas neuronales. Me llamó la atención que alguien tan joven muriera de repente en medio de su trabajo, en pleno hospital.

Al seguir leyendo vi que se hacía referencia a que ella venía sufriendo mareos, vómitos y fuertes dolores de cabeza. Incluso, reseñaba, que quince días antes de su muerte había ido a realizarse una resonancia magnética de cráneo, pero el equipo estaba dañado y la pusieron para otra fecha.

Esa fecha nunca llegó. Murió sin saber qué le pasaba. Tal vez la autopsia diga qué tenía ¿Pero que resolverá eso? No hay que ser médico, ni siquiera saber de letras, para entender que un diagnóstico a tiempo es fundamental para salvar una vida. Pero es difícil cuando los equipos son escasos, y los pocos que hay paran dañados. Es una de las consecuencias de que los administradores del Estado no usen los servicios que ofrece el Estado. Para eso son los seguros médicos privados de los funcionarios altos y medios…

Ni siquiera el Ministro de Salud se atreve a internarse en un hospital público.
Pero volviendo al caso.

Esa joven fue víctima del precario sistema de salud que impera en la República Dominicana. Secuela de gobiernos que olvidaron la función esencial del Estado: garantizar los derechos.

Tal vez esa joven médico podría haber sido una prominente especialista, quizás una madre ejemplar o la descubridora de algún avance. Incluso, pudo haber sido ministra de salud. Son especulaciones.

Pero lo que sí es una verdad innegable es que ahora está sepultada porque un equipo de resonancia magnética estaba dañado. Su nombre era Geraldini Lantigua. Descanse en paz.



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