Que nada los malee, que nada los distraiga

En ocasiones es tanto lo que corremos y tan intenso nuestro trote, que olvidamos el sentido de estar en esta Tierra. En el corre corre, no solo echamos a un lado los besos y los abrazos, sino que aprendemos a vestirnos de oportunismo, a competir en vez de cooperar, a darle la espalda a nuestra propia esencia, a separarnos en vez de vincularnos y crecer.

La humanidad ha construido una enorme rueda, donde la pobreza es su base. Me parece que ya no recordamos con precisión quién fue ese primer humano que se emborrachó de poder, a tal punto que trazó las líneas de este círculo. Una esfera que no solo pervierte y compra voluntades, sino que lanza a un número importante de mortales a vivir en una carencia extrema… tan extrema que soñar es un lujo.

Los niños del Guayabal de Azua recibieron una bocanada de oxígeno, un fin de semana donde el color de su juego alimentó su alma. Una breve pausa al gris de la fortuna, donde la creatividad y el reciclaje propios de su necesidad de subsistencia, se tomaron un descanso para dar paso a liberar sus emociones y sentimientos, tocando así la parte más suave y sublime del interno humano.

Espero que el Proyector de Sueños se materialice a todo lo largo y ancho de la isla, que su magia envuelva a nuestros niños, a nuestra gente. Que sus recursos sean muchos: económicos y humanos. Que nada los malee, que nada los distraiga.