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La honestidad y decencia como lemas de campaña puede que sean poderosas herramientas de apoyo para la reelección de Luis Abinader, pero sus adversarios apelan a otros sentimientos muy arraigados en la cultura clientelista de la política dominicana, con innumerables votantes que quisieran participar del expolio del erario.
Hace pocos días Danilo Medina, impedido como candidato y apadrinando a Abel Martínez, arengó a los peledeístas diciendo que, si sienten agradecimiento, deben creer en Abel, aunque nunca lo vean, desafortunadamente comparando su retraimiento con la invisibilidad de Dios.
