En el bellísimo parque nacional Cotubanamá, entre Bayahíbe y Juanillo, hay inmensa variedad de flora y fauna autóctona, incluidos lagartos de ojos claros cuyas largas colas les crecen de nuevo cuando las pierden en combate o las dejan atrás al huir del enemigo. Pero repollan.
¡Les salen de nuevo y a veces bifurcadas como las lenguas de serpientes! Recordé esto al ver ayer que el presidente Medina ordenó al Ministerio de Medio Ambiente suspender la construcción del Leaf Bayahibe, cuyo permiso para ocupar parte del antiguo Parque del Este fue dado con participación del consultor jurídico del período 2000-2004, pletórico de similares barrabasadas que como las colas de estas lagartijas rehusan desaparecer u olvidarse.
Aquella vez, según los denunciantes, no sólo se favoreció dizque espuriamente al hotelero, sino que tampoco se pagaron tierras expropiadas o incluidas originalmente dentro del parque. Su “parquificación” deprimió el precio para luego “desparquificarlas”, bonito esquema de negocios.
El gobierno acertadamente frenó esta depredación e iniquidad, para alegría de dolientes y lagarticos decentes, ajenos a tanta sordidez.