A principio de un nuevo año acostumbramos a hacer una lista de las metas que pretendemos alcanzar en el período que recién inicia, pero, a menos que sea una persona mayor o muy precavida, rara vez colocamos allí la herencia de nuestros hijos o dependientes.
La herencia es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que, cuando una persona muere, transmite a sus herederos . Pero no solo se deja una herencia material, sino también cultural y la de tipo moral o ideológico, compuesta por las emociones, ideas y creencias.
En tal sentido, las cosas materiales son muy necesarias, pero los valores y fundamentos son más vitales porque son los que los enseñarán o no a esforzarse para cumplir sus metas, elegir entre lo bueno y lo malo, y reponerse de las vicisitudes. “La sabiduría protege lo mismo que el dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de darle vida al sabio”, dice Salomón en Eclesiastés 7:11.
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová, según Proverbios 1:7, y el que teme a Dios le ama y le obedece. De modo que vale la pena fundamentar tu vida y la de tu familia en el temor de Jehová , puesto que así recibirás y extenderás a tus descendientes las bendiciones que aparecen en Deuteronomio 30 para los que honran a Dios: “hará Jehová tu Dios abundar toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el de tus animales y el de tu tierra”.
Pero si no obedeces al Señor tu Dios, tú, tus hijos y tus cosechas serán malditos (Deuteronomio 28:15-68). “Porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen”, Éxodo 20:5-6.
Pero así como se heredan las bendiciones, también se heredan las maldiciones. David desobedeció a Dios mandando a matar al esposo de una mujer que embarazó, y por ese pecado, pagaron él y sus hijos. “Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada”, 2 Samuel 12:10.
El castigo de David recayó sobre sus hijos desde el momento en que Dios no permitió que viviera el hijo que tuvo de ese adulterio.
Luego Absalón, otro hijo suyo mató a su hermano Amnón, hijo de David, quien previamente había violado a su hermana Tamar. Más tarde Absalón también murió a espada tras sublevarse contra el mismo David. Y tú, ¿Qué herencia dejarás a tus hijos: bendición o maldición?