Es importante distinguir las cosas. La educación técnica y la tecnológica no son iguales. La educación técnica es todo proceso de formación que busca desarrollar habilidades y competencias que permitan a los estudiantes la realización de actividades operativas y técnicas, en el lugar de trabajo.
Es una formación muy alineada a las demandas de destrezas que necesitan los empleadores de nuestro tiempo. La educación tecnológica, en cambio, supone una educación orientada al desarrollo de competencias en ciencia, ingeniería, matemática y tecnología.
En otras palabras, en el contexto de una era digital, es la formación o capacitación que habilita competencias propias del siglo XXI, aquellas que se adquieren para trabajar en los sectores tecnológicos.
En nuestro sistema educativo, los bachilleratos técnicos y las carreras técnicas profesionales se encargan de desarrollar la primera de estas formas de educación. Contemplan todas las áreas del saber humano y, además, se imparten en el último ciclo de secundaria y a través de centros que proveen educación para toda la vida y técnico profesional.
En cambio, la educación tecnológica no posee un subsistema específico y debe ser incluida a conciencia en los diferentes niveles educativos. Este es el gran desafío.
La educación tecnológica debe iniciar en una etapa temprana. Los niños, niñas y jóvenes, que son introducidos al sistema educativo formal en la primaria, deben ser iniciados en experiencias tecnopedagógicas como programación, robótica, diseño e innovación.
Un ejemplo interesante de esta estrategia es la aplicación de programación por bloques, usando el lenguaje de scratch, que permite a las niñas y niños desarrollar el pensamiento lógico y la capacidad de resolver problemas. A esto se debe agregar, actividades que le ayuden a definir preguntas de investigación, capacidad de levantar información relevante y aplicar ese conocimiento obtenido, en la solución del problema planteado.
Nuestro país debe tener un plan definido para la educación tecnológica que permita su inclusión desde una perspectiva estratégica. Tenemos avances. Debemos seguir. ¡Adelante!