Ciudades como Londres, San Francisco y Nueva York registran cada vez un menor número de nuevos contagios de sida y los expertos atribuyen gran parte de este logro a una pastilla: la profilaxis previa a la exposición, mejor conocida como PrEP.
Si se toma a diario la PrEP consigue reducir en más del 90% las posibilidades de contraer el VIH a través del sexo o en un 70% por el uso de agujas no esterilizadas o utilizadas por múltiples personas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés).
La farmacéutica estadounidense Gilead Sciences la empezó a comercializar en 2012 bajo la marca Truvada.
Y, tres años después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzó a recomendar su uso para prevenir el VIH entre los colectivos con alto riesgo de contraerlo, como los homosexuales, los hombres bisexuales y sus parejas femeninas, los trabajadores sexuales o las parejas de alguien infectado con este virus.
Pero si bien sus resultados ya se ven en países desarrollados, el alto precio de este tratamiento lo ha mantenido alejado de las zonas más vulnerables.
Chile, por ejemplo, es uno de los 10 países del mundo donde los nuevos casos de pacientes con VIH se incrementaron por encima del 50% entre 2010 y 2017, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida).
Y allí la PrEP cuesta entre US$575 y US$645 al mes, según reporta la prensa de ese país.
A partir del primer trimestre de 2019, sin embargo, el gobierno la repartirá de manera gratuita como parte de un ambicioso plan nacional para combatir el sida, ya que los nuevos contagios se duplicaron entre 2010 y 2017, según el Instituto de Salud Pública de Chile (ISP).
Pero, ¿cómo funciona?
Efectos secundarios
La PrEP contiene emtricitabina y tenofovir, dos medicamentos que también se emplean en los antirretrovirales porque consiguen reducir la cantidad del virus en la sangre y le impiden multiplicarse.
No funciona como vacuna, ya que no genera anticuerpos sino, que es necesario su ingesta diaria para que la emtricitabina y el tenofovir estén presentes en la sangre al momento del contagio y eviten que el VIH se establezca en el organismo, explican los CDC en su página web.
No obstante, la PrEP no es para todos. Antes de empezar a tomarla, se debe descartar que el paciente ya esté infectado con el virus. También es necesario verificar el buen estado de los riñones y el hígado, ya que la pastilla puede provocar trastornos en estos órganos.
Los expertos recomiendan limitar su uso a quienes estén en un claro riesgo de contraer el VIH, ya que el tratamiento puede conllevar efectos secundarios como náuseas, malestar estomacal o dolores de cabeza y, en casos más extremos, acumulación de ácido láctico en la sangre.
Además, quienes padezcan hepatitis B deberán tener especial cuidado, ya que si empiezan a usar Truvada y luego interrumpen el tratamiento, es muy probable que la hepatitis empeore.
No 100% infalible
Tomar la PrEP no significa que se pueda prescindir de otros métodos de prevención. La pastilla no protege de otras enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea, la sífilis o el herpes genital, que es incurable.
Tampoco es 100% infalible. Si bien son raros, existen al menos cinco casos de personas que contrajeron el VIH pese a estar tomando Truvada y dos casos más en los que no se pudo descartar por completo que los pacientes hubiesen adquirido el virus antes de comenzar a tomar la pastilla, según recoge el portal especializado en sida Aidsmap.
Son unas pocas excepciones entre las miles de personas que usan la PrEP. Pero, aun así, el tratamiento debe ir acompañado de otros métodos preventivos como los condones y pruebas de detección del VIH periódicas.