Wilfredo Mora
La idea que debemos tener del forense es la de que es un investigador altamente especializado. En realidad, es tiempo de ver al forense como un criminalístico, y dejar atrás el sentido de que el forense es un médico, y nada más.
La medicina legal no es técnicamente “medicina”, sino policiología científica o criminalística, que es la ciencia de la investigación del crimen.
La palabra está justificada, pues, la investigación concentra los parámetros metodológicos, forma sistemas de identificación en varias áreas criminales.
Los forenses localizan las evidencias que luego son sometidas a pruebas en laboratorios. Parte de las evidencias que halla, a menudo no puede ser vista a simple vista, a veces es hasta más pequeña.
Los criminalistas son seres particulares (a veces sin glamour), que se encargan de reunir, analizar e interpretar la evidencia forense, trabajan en el lado más duro de los crímenes no resueltos. La profesión está conformada por una variedad de diferentes disciplinas y especialidades.
En nuestro país se ha desarrollado solo la medicina legal, pero a los detectives que se encuentran en la escena todavía les falta mucho por aprender.
Hay quienes creen que el rasgo distintivo de nuestros policías investigadores es que poseen una formación tardía, y la del médico forense que no tiene una cultura médica apropiada. Muchos legistas no saben suficiente anatomía.
A veces nos preguntamos por qué todavía se han quedado como los “médicos de los policías”, que luego de la promulgación de una ley los convirtió en “médicos legistas”, ya como funcionarios judiciales, aunque definitivamente estamos ante una colaboración mal integrada, ya que no hay planes de que estos puedan accesar a la formación de médicos forenses o de estudios criminalisticos.
Los forenses tienen la responsabilidad de “acopiar” evidencias, como fibras, huellas dactilares, cabello u otras partículas del lugar del crimen.
Una buena parte de su trabajo es asegurarse de que la evidencia esté a salvo y sea transportada sin contratiempos al laboratorio.
Los investigadores forenses de la escena del crimen no siempre son oficiales de policía, muchos son especialistas en investigaciones profesionales.
No importa su área de competencia, al realizar una tarea, su trabajo es asegurarse de que la escena del crimen esté documentada y fotografiada en el mínimo detalle.
Los principales científicos forenses son los patólogos, antropólogos, odontólogos, entomólogos, psiquiatras. Si recordamos al profesor Gisbert Calabuig, entonces veremos la diversidad de peritos científicos que prestan sus servicios a las ciencias forenses.
La República Dominicana está a medio camino en la formación de verdaderos forenses criminalisticos; los médicos se encuentran en un estado de encantamiento, como si fueran los únicos forenses reales que existen en el sistema.
Un forense es un científico, una rata de laboratorio; su mundo interno lo distrae en el mal diseño del sistema; debe saber investigar, publicar sus casos en revistas de impacto y elevar sus conocimientos al punto más alto, que permita al pueblo, ignorante pero sabio, aprovecharse de sus investigaciones.
¿Qué ocurrió en el caso Percival? Sólo el Estado declara la muerte y la manera jurídica en que ella ha ocurrido. Fuera de eso, todo lo dicho carece de valor pericial. Principio sagrado del forense.
