David Alvarez
Philip K. Dick en su ensayo “Cómo construir un universo que no se derrumbe dos días despúes” que la mejor explicación sobre lo que es real es “La realidad es aquello que no desaparece cuando dejas de creerlo”.
Afirmación inscrita en la mejor tradición kantiana. Por que es Kant, finalizando el siglo XVIII, quién abre la cuestión sobre lo real y los límites de nuestro conocimiento, luego de siglos de debate entre platónicos y aristotélicos que se expresó en los inicios de la modernidad en el pugilato filosófico entre racionalistas y empiristas.
Todos nos abrimos al conocimiento desde el sentido común. Es la manera ingenua y natural con que los niños, jovenes y la inmensa mayoría de los adultos perciben el mundo. Lo real es en esa óptica mayoritaria lo que percibimos por nuestros sentidos y nuestras ideas.
Usualmente apelamos a esa perspectiva inmediata de lo conocido cuando decimos: “lo vi con mis propios ojos” o “tengo una idea clara de eso”. La ciencia, hasta el siglo XIX, se enfrentó a las creencias, pero siempre encontraba apoyo en el sentido común para quienes estuvieran dispuestos a “ver” lo que se les demostraba.
Nadie hoy día negaría que la tierra gira en torno al sol, que somos el resultado de la evolución de la vida en el planeta tierra o que la gravedad es un hecho. Algunos fanáticos religiosos o gente muy poco formada académica puede negar esas “realidades”, pero son la excepción a la regla.
