Para Alix Taylor la idea de ir a trabajar sin su cepillo de dientes y una crema dental era inimaginable.
De hecho, pasaba buena parte de su jornada laboral en el baño.
«Solía cepillarme los dientes alrededor de 10 veces al día. También masticaba chicle todo el día porque estaba segura de que tenía mal aliento», cuenta.
«Odiaba estar en los ascensores con otras personas (…). No quería estar cerca de nadie. Realmente estaba paranoica».
Lo que sentía Alix lo padecen varias personas y la mayoría de las veces lo hacen en absoluto silencio y solas.
Sarah Ebner recogió el testimonio de Alix en el artículo «Take my breath away» («Quítame el aliento»), publicado en 2001, en el diario británico The Guardian.
Su caso refleja una condición que se conoce como halitofobia.
La explicación médica
Algunas personas están convencidas de que tienen mal aliento cuando no lo tienen. Esta condición psicológica se llama halitofobia.
Las personas con halitofobia son paranoicas sobre el olor de su aliento. A menudo malinterpretan el comportamiento y los comentarios de otras personas, pensando que les están sugiriendo que tienen mal aliento.
Se obsesionan con limpiarse los dientes, masticar chicle y usar enjuagues bucales.
NHS, Servicio Nacional de Salud del Reino Unido
Desde la perspectiva del doctor
Muchas personas que se quejan persistentemente de tener mal aliento han pasado no sólo por el dentista sino por diferentes especialistas que han revisado sus gargantas, sus pulmones y sus estómagos.
El dilema que muchos médicos de cabecera enfrentan es: ¿qué decirles cuando ninguna anormalidad ha sido detectada y cuando ellos mismos han constatado que el paciente no tiene mal aliento?
«Hay que ser muy cuidadoso en cómo se lo dices porque con frecuencia estas personas vienen con un problema que ellos sienten que es real«, dijo en el programa de salud de la BBC Inside Health, Tim Hodgson, especialista en medicina oral del Hospital Dental Eastman en Inglaterra.
Quizás -indicó el experto- en el pasado tuvieron mal aliento o halitosis, pero ya no.
«Después de eso quedan con esta percepción de que todavía tienen halitosis incluso cuando ya han corregido la causa«, indica Hodgson.
A menudo vienen con una idea muy bien construida en la que creen que la gente en el autobús o en el metro se aleja de ellos»
Y muchas veces sus familiares, amigos y allegados -que en el pasado les hicieron notar su mal aliento- les reafirman que el olor desagradable desapareció, pero eso no los convence.
«A menudo vienen con una idea muy bien construida en la que creen que la gente en el autobús o en el metro se aleja de ellos, se cubre los rostros o decide no hablarles directamente porque sienten que tienen mal aliento», explica.
«Y se ven en una situación en que perciben que la gente los está evitando por su mal aliento».
Una creencia
Poco a poco esas percepciones refuerzan la idea que se formaron en sus cabezas.
Según el médico, muchos de los pacientes que le son «referidos con halitosis no tienen halitosis».
Hodgson cuenta que hay pacientes que le creen cuando les dice que no tienen mal aliento. Otros simplemente no.
«Incluso si la halitosis desaparece, algunos pacientes podrían seguir sintiéndose muy ansiosos por el problema y manteniendo el foco en los síntomas potenciales«, explicó la psicóloga clínica Claire Daniel, del Hospital Dental Eastman.
«Y se predisponen mucho a la hora de ver y escuchar la información. Se concentran en lo negativo para reforzar lo que creen e ignoran las otras informaciones que pueden resultar de gran ayuda porque respaldan una forma más realista de abordar su situación».
Muchos de ellos pueden aceptar en la consulta que ese día no tienen mal aliento, pero aseguran que «ayer sí lo tuvieron» y están seguros de que mañana lo tendrán.
De acuerdo con la psicóloga clínica, las reafirmaciones que el personal médico les dan a estas personas tienen una vida muy efímera: salen del consultorio pensando que no tienen mal aliento, pero cuando vuelven a sus casas, su sistema de creencia se reactiva y la ansiedad vuelve.
Terapia cognitiva conductual
Daniel señala que una de sus estrategias es trabajar la parte cognitiva conductual de los pacientes para conocer qué piensan, qué sienten, qué hacen y cómo interactúan.
«Es muy complejo. En general, en la terapia cognitiva conductual para la ansiedad sobre la salud, no nos proponemos decirle a la gente que está equivocada, nos proponemos ayudar a las personas a entender lo que está sucediendo», señala.
«Las ayudamos a tener una perspectiva más amplia de su situación».
Y es que de acuerdo con la experta, la ansiedad sobre la salud muchas veces es un asunto que dura toda la vida. «Se trata de ayudarlos a vivir con incertidumbre y con un cierto nivel de ansiedad sobre su condición».
Si crees que sufres de halitofobia acude al médico, quien lo asesorará de la mejor manera.
Causas de la halitosis
- Un mal aliento persistente puede algunas veces ser una señal de una enfermedad periodontal.
- Comer alimentos de sabores fuertes, como cebollas y ajo, así como también fumar y beber alcohol también pueden provocarlo.
- Ocasionalmente, se puede presentar después de una infección o enfermedad o como resultado de tomar ciertos tipos de fármacos.
- Dietas estrictas, bajas en carbohidratos, y el ayuno son otra posible causa del mal aliento, pues estos regímenes «causan que el cuerpo descomponga la grasa que produce sustancias químicas llamadas cetonas, las cuales se pueden oler en el aliento».
NHS, Servicio Nacional de Salud del Reino Unido