David Alvarez
Si algo es contrario al aprendizaje escolar -y en la vida- es asumir dogmáticamente cualquier conocimiento. El aprendizaje es un proceso constante de revisar todo locon motivo al día de las madres que sabemos y ponerlo en cuestión.
En otros tiempos se hablaba de pensamiento crítico, pero muchos entendían que la criticidad era simplemente cambiar de paradigma, especialmente en lo social, hoy sabemos que todo paradigma es provisional.
La apertura del espíritu humano, eso que llamamos lucidez, es una tarea permanente hasta nuestra muerte.
Todo lo que vamos arrancando -una titánica tarea- a la realidad natural, social y personal, siempre es una provisionalidad, un escalón que invita al siguiente.
Si fueramos totalmente ignorantes o lo conocieramos todo, no necesitariamos conocer, pero nos movemos entre la ignorancia y el conocimiento provisorio.
El desaprender en la escolaridad es tan fundamental como el aprender. Enseñar a cada alumno que lo aprendido amerita su sentido de interrogación permanente es una tarea dificil, tanto para el docente como para el estudiante.
Por eso resulta tan nocivo el método de memorización y en sentido general cualquier método que pretenda ser propietario de una verdad incuestionable.
Quien quiera ser un buen profesor ha de estimular el cuestionamiento permanente en sus alumnos, por tanto debe ser él el primero en no predicar “verdades” si no ser compañero en la aventura de investigar y abrirse a nuevas realidades. ¿Cómo evaluar en la escuela?
No por lo aprendido, si no por el camino que se ha avanzado, no siendo él la medida del saber.
