Mis amigos comisionados tendrán que perdonarme, pero a mí se me hace extremadamente inverosímil que Odebrecht haya confesado que pagó sobornos aquí desde 2001 hasta 2014 y que su obra más importante, la obra de ingeniería civil de la central eléctrica de Punta Catalina, sea la única “virgen” en un lupanar.
La cuestión del sobreprecio es más digerible: el informe asegura que el precio de alrededor de dos mil millones de dólares es 6 % menor que el promedio para obras similares en la región, según FTI Consulting.
Dudo mucho que una investigación firmada por monseñor Agripino Núñez, pastor Jorge Reynoso, Pedro Brache Álvarez, Pepín Corripio, Gabriel del Río, Servio Tulio Castaños, Persio Maldonado, Celso Marranzini y Jaime Aristy Escuder, contenga en sus 285 páginas mentiras o engaños, pero el título mismo limita su alcance a “Informe del Proceso de Licitación y Adjudicación”.
Una auditoría de su ejecución sería otra cosa. A veces la realidad es lo que todos nos ponemos de acuerdo en ver como tal. El dolor crea bellas realidades.