El parque Cueva de las Maravillas ha funcionado ejemplarmente porque un patronato privado se ha ocupado del asunto.
Recientemente, la Defensora del Pueblo, entidad oficial que gasta RD$165 millones al año sin saber muchos de qué nos defendió, armó un escándalo oponiéndose a que el Congreso aprobara la donación al patronato de los terrenos del parque, propiedad del moribundo CEA, pero sin decir ni ji porque invasores ilegales se roban esos terrenos.
Recordé ese incidente al ver ayer que el Grupo Popular regaló al Plan Sierra RD$10 millones para sus proyectos medioambientales y sociales, preservando cuencas hidrográficas y mejorando las vidas de los serranos.
Entre una y otra actitud o toma de posición, está la diferencia extrema que distancia a burócratas políticos cuyas acciones traicionan sus palabras, por un lado, y por otro empresarios comprometidos con las mejores causas nacionales.
¿Cuál actuación, una infecunda y sin sentido u otra generosa y fructífera, constituye realmente una “defensa del pueblo”? ¿Las Maravillas están mejor “defendidas” por la defensora pública o el patronato privado?