¡Qué clavo!

¡Qué clavo!

¡Qué clavo!

José Báez Guerrero

Si el presidente tuviera algún interés en una tercera presidencia, que él mismo decidió imposibilitar constitucionalmente, podría entender que designe en ciertos cargos a individuos cuyas mañas o destrezas políticas pueden ser útiles.

Después de todo, ser político en cualquier parte conlleva un ejercicio de suma constante para ampliar las bases de sustentación.

Pero, ¿el voto o apoyo de una monja cuenta igual que el de cualquier trabajadora sexual? Necesito ampliar mi capacidad de análisis o comprensión para digerir sin hacer gorgoritos la designación de Robertico Salcedo como ministro de Cultura, sustituyendo a la renunciante Milagros Germán, quien fue muy buena funcionaria en este cargo, cuyo ámbito a veces luce como nadar en una piscina llena de pirañas y tiburones.

Lo único similar entre ella y él es que proceden de la farándula y han merecido decretos más de una vez. Con tantos gestores culturales con más tablas y criterio que el flamante ministro, ¿cómo podrán los más leales o entusiastas simpatizantes del Gobierno defender o justificar este papelón?

Quizás mientras la economía siga estable, creciendo, y continúe el progreso en otras áreas, lo de Robertico es insignificante. Pero el país merece mejores funcionarios que motiven sonrisas, esperanzas o aplausos, no la certeza de que viene otro clavo.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.