Talvez muchos no se percaten de la tremenda y positiva sentencia que anuló los títulos emitidos a particulares con relación al complejo caso Bahía de las Águilas, pero después de 17 años es el mejor premio que como país hemos recibido en los últimos años frente a uno de los casos más graves de corrupción nacional.
Un expediente que inició la incansable y perseverante Piky Lora y continúo su hija, la también abogada Laura Acosta, conjuntamente con tantas otras personalidades que aportaron su grano de arena a que el caso Bahía de las Águilas, cargado de títulos regalados sin miramientos (1,200) a cualquiera como si fuera un bizcocho, fuese declarado propiedad legítima a favor del Estado dominicano gracias a la sentencia emitida por la jueza Alba Beard. Un abuso descomunal que nunca debió de ocurrir.
Me parece que es de las pocas veces que me he sentido tan identificada con la inservible Justicia dominicana, que la magistrada de la Octava Sala del Tribunal de Tierras ha hecho cumplir luego de tantos sometimientos, negaciones, retrasos, conflicto de intereses, etc…
Bahía de las Águilas le pertenece al Estado. Nos pertenece a todos y no es terreno para regalar a nadie. En un país donde ciertas autoridades han otorgado con tanta alegría y explotado por pedazos nuestros recursos, la jueza con esta positiva y necesaria sentencia ha devuelto aunque solo sea por este caso un poco de fe en la justicia dominicana.
Como bien dijo el procurador general Francisco Domínguez Brito luego de conocerse la buena noticia, “esta es una lucha de muchos años con fuertes intereses que iban en detrimento de un patrimonio ecológico nacional de todos los dominicanos que no podía continuar en manos de particulares”.
Por supuesto, queda esperar y saber judicialmente las acciones a tomar en contra de aquellos que se repartieron Bahía de las Águilas de forma fraudulenta en la adquisición de esas parcelas.
El pueblo quiere que la Justicia continúe y castigue como es debido a estos inescrupulosos que se creen dueños de lo ajeno. Bahía de las Águilas es uno de los mayores casos de corrupción en la historia de este país que ha visto la luz al final del túnel.
Aún queda por resolver loma Miranda y declarar esta zona como parque nacional, y no permitir la explotación de ninguna empresa minera, como sucede con Barrick Gold, que continúa succionando nuestros recursos bajo condiciones leoninas para comercializar fuera de las fronteras dominicanas, al igual que la Falconbrigde, la Rosario o la Alcoa.