¡Qué bruto soy!

¡Qué bruto soy!

¡Qué bruto soy!

Rafael Molina Morillo, director de El Día

Confieso públicamente cuán bruto soy.

Por más vueltas que le doy, no alcanzo a comprender cómo un funcionario afirma que en un sector cualquiera del país funcionan lugares llamados “puntos” donde se venden drogas, y la vida sigue tan campante como si nada, sin que ningún organismo antidrogas del Estado levante un dedo para impedirlo.

No lo entiendo.

Es que debo ser muy bruto.

El caso más reciente lo reseña el periódico “Hoy” e su edición de ayer.

Dice el mencionado matutino que el diputado Luis Rafael Sánchez Rosario ha denunciado la existencia de más de dos mil puntos de drogas en la zona de Herrera.

Sin ir más lejos, yo me digo: para saber cuántos puntos de droga hay en en un barrio determinado, hay que haberlos contado y saber adónde está cada uno de ellos.

De ser así, ¿por qué no han sido cerrados dichos puntos, y sometidos a la Justicia los traficantes?

¿Complicidad, miedo o ineficiencia?

No lo entiendo. Es que debo ser muy bruto.



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