La Central Termoeléctrica Punta Catalina que está integrada por dos unidades de generación eléctrica de 376 MW brutos cada una, para un total de 752 MW brutos, ubicada en el Distrito Municipal de Catalina, Baní, Provincia Peravia; construida con los recursos del Estado Dominicano, sigue generando atracción de los sectores oligarcas del país para apropiarse de la misma.
Debemos recordar que fue en el 13 de diciembre de 2013 cuando Danilo Medina dio el primer palazo de la obra, en ese momento se había dicho que la inversión iba a ser de US$1,945 millones, pero siete años después aumentó a US$2,340 millones, US$395 millones más de lo que se había pautado. Sin que hasta el momento se tenga un dato concreto del costo de la obra, la misma que fue vendida como la “Panacea’’ para acabar con los llamados apagones y el subsidio a generadoras eléctricas privadas.
Pero en el 2019 el gobierno de Danilo Medina también había iniciado un proceso de venta del 50% de la planta, y Antonio Almonte, que fungía como presidente de la Comisión de Energía del PRM, denunció que con la venta del 50% de las acciones de Punta Catalina al sector privado, los dominicanos tendrían que pagar dos veces la inversión de la planta.
Como vemos, el llamado Fideicomiso en nombre del cambio lo que busca es la entrega del patrimonio de todos, de una infraestructura que se supone se construyó para ser administrada por el Estado, todo esto llama a una suspicacia por los ingresos y utilidades de esa planta para ser manejados por un fideicomiso.
Y uno se pregunta ¿Cuál es la razón para que una fiduciaria administre Punta Catalina cuando la misma deja benéficos? El presidente Abinader no puede confundir el Estado con una empresa.
Traspasar sin ningún tipo de auditoría y sin saber cuánto costó, es muy extraño; pendiente debemos estar ante otra posibilidad de entrega de un bien público disfrazado de fideicomiso, Alianza Público Privada o como les quieran llamar, el asedio sigue al acecho.