¡Punta Catalina, Punta Catalina! La recuerdo, sí, entrando y saliendo en puntilla en el escenario del PACTO ELÉCTRICO, coqueteando y cubierta con un “velo” sostenido, de un lado, hábilmente por el sector empresarial, y del otro lado, toscamente por el sector gubernamental. Por eso, aunque siempre oíamos claramente los rumores, les confieso, señores, que siempre, como ahora, la mayoría podía solamente columbrar algo como una silueta, otros, los más avezados, afirmaban que era una falacia. Al final, cuando desaparezca el velo, ¿qué veremos?
Recuerdo que oí que cuatro años y medio (+/-) es el tiempo en que “se paga” Punta Catalina, eso oí decir a un ingeniero de CDE3. No le di mucho crédito porque la mayoría de los ingenieros no somos, generalmente, buenos en cuestiones económicas. Pero fue diferente y puse mucha atención cuando, recientemente, un prestigioso economista, el administrador de Punta Catalina, dijo más o menos lo mismo. La afirmación señalada más arriba de que PUNTA CATALINA se pagará en 4 años y medio la oí en un programa radial, en el Meridiano del Sábado, cuando ese prestigioso profesional, como Andy, se destapó emocionado y bien argumentando de que El Gobierno iba a ganar el arbitraje pendiente con Odebrecht que reclama más dinero, con lo cual me regocijé, pero quedé sorprendido cuando acusó y criticó a técnicos, y hasta a “caballos” economistas, por pensar y decir que el costo de Punta Catalina es mayor a US$ 1945 millones. Justifica los US$ 1945 millones casi con los mismos argumentos que Andy, pero con una diferencia. A. Dauhajre dice que ese es el costo base, Escuder afirma que ese costo es el único y definitivo. Para mí, fue brillante con relación al arbitraje, Odebrecht-Estado Dominicano, de los US$ 704 millones; Pero no así en sus opacos y casi punitivos argumentos en la defensa de que… solamente son US$ 1945 millones. Retomaremos más tarde el costo de Punta Catalina y lo preocupante de una posible infravaloración o “sobrevaloración inversa”
Por lo anterior, revisé algunos de los artículos de Andy Dauhajre en la prensa nacional. Me encontré con exposiciones y declaraciones cripticas que empujan a cualquier persona a la confusión, como en la Torre de Babel, ya que se acompañan con datos y citas sacadas de publicaciones técnicas, las cuales salpica con las innegables habilidades técnicas del debate que posee. Así, encontramos algo como “el precio del MW de este tipo de planta de carbón pulverizado es US$3.25 millones”, y luego que “las plantas incluirán un sistema de desulfurización de gases de combustión a través de depuradores de calderas de lecho fluidizado”. Pero, la planta de carbón pulverizado es la que tiene desulfurador de gases de combustión y precipitación de partículas, entre otras (como Punta Catalina); lavadores o limpiadores de gases, físico, las partículas y químico, el azufre. En la caldera de lecho fluidificado, la desulfuración se hace dentro de la caldera, en dicho lecho, pero Punta Catalina no tiene ese tipo de caldera. ¿Induce esto a confusión o no? Por eso nos detendremos señalando algunos de esos hallazgos.
“Catalina es una planta “subcrítica” con un nivel de eficiencia neta de 36.5%, en el rango de las “supercríticas””, continúa Andy. Esta es una vinculación de las dos tecnologías para referirse a la emisión de CO2, la cual consideramos innecesaria, ya que se puede encontrar en algunas publicaciones que las subcríticas tienen eficiencia entre 32–38%, y la supercrítica entre 38-42%, con lo cual se puede decir que Punta Catalina no es tan eficiente dentro de las mismas subcríticas. Además, se pueden encontrar que por cada punto de eficiencia en tecnología se disminuye en 3% o 2% las emisiones CO2. De manera que como P. Catalina tiene una eficiencia de 36.5%, entonces 38-36.5 = 1.5%; lo que quiere decir entonces, si es así, que Punta Catalina, dentro de las subcríticas, emitiría 783.5 gramos de CO2 por KWh, y no los 788 gramos de CO2 por KWh, si fuera más eficiente; y sin tener que entrar al “rango de las supercríticas”, ciclo combinado o cualesquiera. ¿y qué se resuelve? Pero lo cierto es que mientras más alta la eficiencia, habrá menos emisión por Kwh. MWh o GWh; por lo tanto, a más alta eficiencia con combustibles fósiles o renovales, con base de carbono (C), menos emisión de CO2. De manera, que hablar de “en el rango de las “supercríticas””, es traer confusión, no importa de donde venga.
A continuación veremos cómo se compara la generación de energía con carbón en EUA y RD, pero sin relacionar el tema con la emisión de CO2, que sí es relevante. Veamos, “en el 2040 cerca del 26% de la generación de electricidad en EUA sería provista por plantas de carbón, el doble de lo que se generará con carbón (13.3%) este año en República Dominicana”. Fíjese, Dominicana en 2016 y EE UU en 2040. Pero, es bueno notar, según sus datos, que en el 2016 Estados Unidos tenía 29.9% de generación con carbón y Dominicana 13.3%. Entonces, podemos decir que en 2040, 24 años después, EUA tendrá 26% y RD, cuando entre Punta Catalina, y sumados Itabo y Barahona Carbón, subirá no a 18% en solamente 3 o 4 años sino a más o menos el 50%.
Pero la reducción de la emisión de CO2 es más relevante que comparar caldera subcrítica con supercrítica o la comparación de los porcentajes de generación con carbón de RD y EUA, ya que el compromiso del país, RD, es reducir los 36 millones de TM de CO2 en un 25% para el 2030. Por eso, con la información dada en dichos artículos, calculamos que Punta Catalina generará 4.19 millones de TM anualmente, lo cual representa un aumento de 11.6% en 4 años, ya que la emisión subirá de 36 a 40.2 Millones de TM de CO2. No se puede ocultar, así como no tiene sentido comparar los porcentajes de generación a carbón de “estas dos potencias energéticas”.
Veamos otras afirmaciones para justificar por qué el Gobierno no optó por plantas supercríticas. Y fue ”porque las unidades supercríticas o ultra supercríticas se construyen con una capacidad sobre los 400 MW y el sistema de transmisión existente en nuestro país no permite la conexión de unidades superiores a 350 MW.” No es necesario desmentir sino afirmar que hay plantas supercríticas por debajo de 350Mw, con lo cual queda solucionados el límite inferior de 400Mw y, consecuentemente, la limitación de que “el sistema de transmisión existente en nuestro país no permite la conexión de unidades superiores a 350 MW”. Por eso, dice Andy, “Si hubiésemos elegido unidades supercríticas o ultra supercríticas, habríamos botado dinero pues necesariamente tendrían que operar por debajo de su capacidad”. Estas afirmaciones son limitaciones ficticias, las cuales se analizan como si el sistema eléctrico fuera fijo y rígido, por lo cual no se puede modificar ni desarrollar, entonces, no hay opción; solamente hay que adaptarse a las condiciones existentes, ¿dónde queda la ingeniería? Es oportuno señalar que las limitaciones de capacidad de línea de transmisión se presentan continuamente y continuamente se resuelven. Aunque habló de botar el dinero, luego se informó y refirió que como hay que sacar la energía de la central se están construyendo las infraestructuras necesarias, y hasta da nombres específicos,” como la Línea 345 kV desde Catalina hasta la subestación Julio Sauri”, y otras…
En cuanto al tamaño, se debe tomar en cuenta que la potencia de la unidad a instalar no sea superior a la reserva del si+6stema, ya que podría provocar, bajo ciertas condiciones, un apagón general frente a un disparo o salida brusca de esa unidad, o provocar apagones en caso de mantenimientos programados. Sencillamente, el criterio de elección fue que la tecnología subcrítica era más confiable y probada que la supercrítica, y no el tamaño. Entonces fue una decisión. No mezclar esos atajos con supercrítica, es conveniente en aras de la transparencia. Así, no se hubiera llegado a decir “cosas insostenibles” como que “Si hubiésemos elegido unidades supercríticas o ultra supercríticas, habríamos botado dinero pues necesariamente tendrían que operar por debajo de su capacidad.” Las limitaciones ficticias son ubicuas en todas las ramas de las ciencias y nos afectan a todos.
Volveremos con el costo de Punta Catalina.