Cuando hay pocas cosas de qué hablar, normalmente los estrategas y analistas se dedican a tratar temas bien espinosos, entre ellos los que se refieren a la caída de grandes ídolos en diferentes actividades.
Que fulano o sutano ya no dan para nada, que a tal jugador se le acabó la gasolina, son recursos a los que se les echa manos para llamar la atención.
Eso fue lo que ocurrió recientemente, cuando a uno de esos genios, recurriendo a los nuevos métodos de medir el rendimiento, se atrevió a decir que Albert Pujols iba a terminar esta temporada con la peor actuación de pelotero alguno.
Cuando leí el artículo de marras, solo atiné a pensar en las tantas cosas que tratan por darse a notar.
Mientras el tiempo pasa, la actuación que viene teniendo Pujols en este último mes de la campaña debe originar otro trabajo, sobre cómo esas mediciones no son “palabra de Dios”, que están sujetas a subjetividades, e irse a pique, más cuando de por medio se analiza a un pelotero de la estirpe de Albert Pujols.
Su promedio de .244 está por debajo, pero se ha ido recuperando en jonrones, lleva 21 jonrones, y tiene 93 remolcadas, y es seguro que arribará a las 100.