Anaheim.-En marzo de 2001, el dominicano Albert Pujols estaba en Júpiter, Florida, a los 21 años, estaba jugando en el jardín izquierdo, porque los Cardenales no sabían dónde ponerlo, y porque, como Pujols dice ahora, “querían ver si yo tenía bujía”.

Sin embargo, Pujols hizo una gran atrapada, lanzó y atrapó a un corredor fuera en las bases, y en ese momento, según la historia, Mark McGwire se volteó hacía el dirigente Tony La Russa y le dijo, “Si él (Pujols) no se queda en este equipo, ese va a ser el error más grande que jamás haya cometido”.

“Él sólo me dio una de esas miradas”, recordó McGwire. “Como un padre mirando a su hijo, cuando el hijo está tratando de darle Consejo”.

Pujols finalmente se quedó en el roster del día de la inauguración, a pesar de que fue un jugador seleccionado en una ronda 13 del draft en 1999 y luego de sólo un verano jugando en las ligas menores.

Pujols se encendió para desarrollar una de las más impresionantes carreras en sus primeros 10 años en las Grandes Ligas.

Ahora, con tres jonrones más, Pujols tendrá 583 en su carrera, para igualarse con McGwire en el puesto 10 del listado de todos los tiempos.

McGwire sigue siendo uno de los amigos más cercanos de Pujols. 

McGwire utilizó la palabra “honor” para describir cómo se sentía acerca de Pujols acercándose a su marca de jonrones, una respuesta anormal de un desarrollo como éste.

“ Me siento honrado, porque no puedo decir suficientes cosas sobre [Pujols]”, dijo McGwire, ahora coach de banca de los Padres. “Ojalá que hubiera jugado más con él”.

Pujols y McGwire sólo tuvieron juntos esa temporada 2001 como compañeros de equipo, Pujols en su primera y McGwire en su última en las Grandes Ligas. La relación de Pujols y McGwire sigue estrecha.