Santo Domingo.-“Tú puedes construir por muchos años, pero todo eso se destruye en un día y una hora, estamos claro en eso”, dijo el hoy occiso Juan de los Santos en su última entrevista concedida a EL DÍA, parte de la cual fue publicada en la edición del pasado lunes.
El Alcalde de Santo Domingo Este citó esa frase casi profética tres días antes de ser asesinado en su oficina de la Federación Dominicana de Municipios (Fedomu) mientas trabajaba en su escritorio, sin ningún agente de seguridad.
Irónicamente, el malogrado ejecutivo había confesado a EL DÍA que andaba sin ningún equipo de “guardaespaldas” porque quería que la gente lo viera como un ciudadano simple, no como un alcalde ni como dueño de las bancas Juancito Sport.
Decía que las posiciones son pasajeras y por eso trataba de ser siempre el mismo Juan de los Santos.
“Hoy estamos aquí, pero mañana somos un ciudadano simple y así quiero que me vean”, enfatizó el edil, quien acudió totalmente sólo y a tiempo a su entrevista en este diario.
Ese “muchacho inquieto, tímido y de poco hablar”, como él mismo se definió, estaba orgulloso de lo mucho que había podido avanzar, gracias a la confianza que la sociedad había depositado en él en varias ocasiones.
“Si analizamos lo que era antes y lo que hoy la sociedad me ha dado la oportunidad de conseguir, eso tiene mucho valor”, indicó el joven empresario, que ya no podrá concretar sus sueños de dejar al municipio donde creció convertido en una gran urbe.
Por eso dijo que siempre quería hacer las cosas bien y tratar de “cumplir”.
“Sería muy penoso que uno, después de tantos años de trabajo y de tanta entrega y sacrificio, terminara una carrera de manera negativa”, puntualizó.
Él no veía frontera en sus aspiraciones ni se conformaba con riquezas materiales, pues su deseo de servir lo llevó a ingresar en la política “para devolver a la sociedad parte de lo que recibió”. “Uno nace sin nada, pero la vida muchas veces le da cosas que uno no espera”, dijo el que era un próspero empresario.
Su vida
Con esa expresión recordaba su vida y su infancia en el seno de una familia muy humilde, radicada en la avenida 25 de Febrero, número 213, del Respaldo Las Américas, donde pasó momentos muy difíciles y dolorosos.
Compartió que cuando tenía tres años de edad murió su padre y su madre tenía que trabajar para mantenerlo a él y a sus dos hermanos con un sueldo de apenas RD$70, que no alcanzaban para cubrir los gastos de la casa.
Esa precariedad lo obligó a comenzar a trabajar a los 10 años de edad con un tío político que regentaba bancas de apuestas, negocio que más adelante comenzó a liderar de manera particular.
Inició con dos establecimientos, pero su tenacidad y dedicación lo llevaron a ser el dueño de 105 bancas de apuestas deportivas (Juancito Sport) distribuidas en todo el país.
“Juancito” quería servir
Cuando estaba en la cúspide de su negocio, De los Santos decidió entrar a las filas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) aún con la oposición de su familia, que sabía las implicaciones que conllevaba la vida política.
Pero él tenía metas y quería hacer algo por el territorio que había tenido la oportunidad de conocer y caminar.
“Entré a la política no porque tenía mucho dinero, sino porque desde esa posición podía servir más a la comunidad”, expresó en la entrevista.
Confesó que le llenaba de satisfacción saber que tuvo la oportunidad de ocupar un cargo desde donde podía servir y hacer cosas que desde lo privado no tenía capacidad.
“No es sólo lo económico, talvez estoy ganando menos en la política, pero estoy haciendo otras cosas que benefician o aportan algo de lo que la sociedad me dio en su momento”, declaró.
Aseguraba que si fuera por ganar dinero ya se había retirado de la política, porque la función pública era muy absorbente, afecta la salud y obliga a descuidar muchas cosas, por el tiempo que amerita.
“A esto hay que dedicarle mucho tiempo, sobre todo cuando tienes muchas aspiraciones electorales y electivas que conllevan un contacto directo con la gente”, señaló.
De los Santos recordó que nunca había sido funcionario, sino que en todas las posiciones que alcanzó (diputado, alcalde y otras) debió competir, hacer visitas y dedicar muchas horas de trabajo.
No obstante, destacó que todo lo que logró fue gracias a su equipo.
Su familia, su equipo
“A mí lo que me ha favorecido, y lo digo con mucho orgullo, es que he tenido un buen equipo”, alardeó Juan de los Santos, tras confesar que estaba rodeado de colaboradores leales que lo ayudaron mucho.
No sólo se refería a sus compañeros, sino también a sus hermanos y familiares, que tomaron la rienda de sus negocios cuando entró al Congreso como diputado en 2002.
“Me pude desvincular de la actividad comercial porque tengo unos hermanos muy buenos que le han dado continuidad al negocio, además de otros familiares y compañeros de labores que han asumido el compromiso. Eso vale mucho”, valoró el hoy fenecido.