Es difícil ganar un juego con el árbitro en contra. Ha sido un gran paso tener un Ministerio Público independiente, pero hay que recordar que los fiscales presentan la acusación, pero es el juez quien decide la culpabilidad.
Si un caso es mal preparado por el Ministerio Público, seguro que habrá impunidad. Pero si el Ministerio Público hace bien su trabajo, la decisión queda en manos del juez.
Tenemos como cabeza del Ministerio Público a una de las personas más valientes e incuestionables de nuestro país, y eso ha impactado a todo ese organismo, desde los procuradores adjuntos, hasta en los fiscalizadores de paz. Pues “el cuerpo sigue a la cabeza”.
¿Acaso este mismo efecto no ocurre con los jueces y la cabeza determina el accionar de la mayoría? Por regla general la voluntad es cómo un martillo, que golpea mejor desde arriba.
¿Acaso la voluntad del presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), quien también preside el Consejo Superior del Poder Judicial, no influye en la voluntad y el accionar de los jueces?
El actual presidente de la SCJ pasó de ser un funcionario del gobierno de Danilo y miembro del Comité Central del PLD a presidir ese organismo. Se quitó la cachuca morada con la que hacía campaña para ponerse el birrete de juez. Pero es como la mona, que aunque se vista de seda…
La Constitución dominicana establece que los jueces solo se pueden cambiar cada seis años, por lo que es comprensible que con esto Danilo, que fue quien lo puso, buscaba tener carta blanca y “curarse en salud” en caso de salir del poder.
¿Puede haber justicia en esas condiciones?