El boxeo, vapuleado desde hace años por las decisiones arbitrarias, tendrá el 15 del próximo de setiembre un nuevo examen, del cual debe salir airoso en todas sus partes.
Y no hay duda de que el deterioro de la imagen de ese deporte es producto de la comercialización, a todas luces descaradas, de los promotores y de los jueces, que evacuan decisiones a todas luces injustas.
Esa situación ha hecho que muchas comisiones, entre ellas la de Nevada, hayan aplicado sanciones drásticas.
Otro factor que incide en decisiones y resultados extraños, es que desde hace un tiempo, en las carteleras hay que dar participación, como organizadores, a los propios boxeadores que intervienen en ellas.
El empate que se dio en el primer combate entre Canelo Álvarez y Gennady Golovkin para la mayoría fue descarado, en la creencia de que el kazajo venció al azteca con facilidad.
Precisamente, ese resultado dejó frustrada a la fanaticada, y produjo un sabor a retama, de tal magnitud que se determinó la suspensión de Adelaide Byrd, jueza que dio ganador por mucho a Canelo.
En esta oportunidad los jueces seleccionados son los veteranos Dave Moretti, de Las Vegas; Steve Weisfeld, de Nueva Jersey, y Glenn Feldman, de Connecticut.
El árbitro será Benjy Esteves, de Nueva Jersey.
Si en esta ocasión se produce una decisión como la anterior, a favor de uno u otro, no hay duda que el boxeo seguirá en caída libre.