Prudencias e imprudencias

Prudencias e imprudencias

Prudencias e imprudencias

Danilo Arbilla

Para ser lo más elocuente e ilustrativo posible: según Jorge Bergoglio, el papa, si alguien te mienta la madre tienes derecho – y hasta es prudente- que le rompas la nariz de un puñetazo.

¿ Y si te echan la lengua? ¿ Y si te ponderan la novia? ¿ Y si un hincha del Boca llama gallina a uno del River? ¿Y si piensa, y lo dices, que parece que es lo imprudente, que refugiarse en una religión es una forma de miedo a la muerte y la nada? ¿Y si llamas y calificas de homicidas y asesinos a aquellos que recurren al aborto?

¿Y si se te ocurre ir a comprar unos productos kosher, como sucedió en estos días en Francia?¿ Y si calificas de infiel o hereje, palabras feas si las hay, a los que no comulgan con tu religión? ¿ Y si etc.etc. y etc?

¿Cuándo te expones a que te rompan la crisma o adquieres el derecho de romperle la crisma al otro?

¿ Quién decide, el emisor o el destinatario, sobre la gravedad de la ofensa, el nivel de agresividad del insulto o el grado de provocación para proceder al puñetazo?

No es fácil. Hace un tiempo, y aún ahora en algunos lugares, se siguió un criterio de correspondencia: ojo por ojo y diente por diente.. En las sociedades democráticas y occidentales eso está en manos del Poder Judicial. Son los jueces los que deben resolver estos entuertos, preservando los derechos de cada uno, pero fundamentalmente garantizando las libertades propias e inherentes a la persona, entre la cuales la de expresión es básica y al tiempo custodio de las restantes.

Se le fue la mano al Pontífice, opinó un colega en “El País” de Madrid.

El Papa, efectivamente, justificó o trató de explicar los asesinatos de París. Por más que los haya condenado,- bueno sería que no- , añadió un pero, y el pero fue catalogar de ofensa y luego de imprudencia lo de los caricaturistas de “Charlie Hebdo”, y llamar a la “ prudencia” en el uso de la libertad de expresión. Su ejemplo del puñetazo no deja dudas..

También Hebe de Bonafini, la titular de las “Madres de Plaza de Mayo”, condenó los asesinatos. Y también puso un pero, (acusó a Francia de no tener “ autoridad moral para hablar de terrorismo criminal”). Estuvo algo más suave que cuando el atentado de las Torre Gemelas, sobre el que dijo que “ por primera vez le pasaron la boleta a Estados Unidos“ y añadió: “ Yo estaba con mi hija en Cuba y me alegré mucho cuando escuché la noticia.

No voy a ser hipócrita con este tema: no me dolió para nada el atentado”. Era en la época en que Hebe calificaba de fascista, basura, y lo acusaba de ser cómplice de la dictadura, “ y la dictadura misma”, al entonces Cardenal Bergoglio, y que no contenta eso ocupó las catedral de Buenos Aires, a cargo de Bergoglio e hizo sus necesidades fisiológicas tras el altar mayor.

Hoy las relaciones Bergoglio-Bonafini han mejorado. Hebe no hace mucho le envió una carta llamándole afectuosamente “don Francisco”, en la que le confiesa que ella hasta ese momento no se había enterado de su “trabajo pastoral con los pobres“.

El Papa agradeció la “delicada atención” de Hebe y se comprometió a defender a los pobres. Cualquier día la vemos por el Vaticano.
Todo muy peronista y kirchnerista.

Hay vaivenes y transformaciones que lo certifican. Mientras Bergoglio estuvo en Buenos Aires, fue considerado un enemigo tanto de Néstor como de Cristina.

“Nuestro Dios es de todos, pero cuidado que el diablo también llega a todos, a los que usamos pantalones y a los que usan sotanas”, le advirtió una vez Néstor Kirchner al Cardenal.

Hoy los kirchneristas, como si hubieran recibido una orden divina, descubrieron que Bergoglio luchó contra la dictadura, fue un apóstol de los pobres y cada vez es más de “izquierda y progresista.

Simultáneamente Cristina se ha transformado en su protegida, según sostiene una buena parte de argentinos que lo denuncia y le critica.

La relación de Bergoglio, desde que es Papa, con Cristina Kirchner, es un hecho tan sorprendente como innegable.

Pero volviendo al inicio y el tema central, parecería que la libertad de expresión es algo más que un tema de bares y de “puteadas” y para tomarse a las piñas.

Es básica, y más cuando se abordan temas como el de las religiones, con verdades únicas, que no aceptan imposiciones pero quieren imponer al resto sus visión (aborto, matrimonio gay, eutanasia).

Para buscar la verdad, para acercarse a la luz e incluso para encontrarse con la fe no hay otro camino que la libertad.

No hay tampoco otra forma legítima y civilizada para enfrentar a los fundamentalismos, a los fanáticos, a los que pontifican pero solo admiten su verdad, que no sea la libre discusión y la información sin limitaciones, y la difusión de ideas , opiniones, sin censura y sin advertencias previas, ni consejos o llamados a no ser imprudentes y a guardar silencio.

Decididamente, no es cuestión de ponerse una capucha y asesinar a los no prudentes e infieles o de andar a los puñetazos.



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