Prudencia y Navidad

Prudencia y Navidad

Prudencia y Navidad

Patricia Arache.

Nunca antes, como ahora, es necesario que cada paso que tengamos que dar, lo hagamos con prudencia.

La prudencia está definida en dos vertientes: una, en el marco complejo de la acción; y la otra, en el muy extenso, concepto de la religión. En uno y otro caso, el término convoca a la reflexión.

“Prudencia es la capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios”.

En el marco religioso, se describe como una virtud cardinal “que consiste en discernir y distinguir lo que está bien de lo que está mal y actuar en consecuencia. La prudencia y la justicia son dos virtudes que van muy unidas».

El mundo en el que vivimos y del cual algunos creían que sus habitantes habían superado los odios, las diatribas, las mezquindades, las insolencias, y las componendas, no parece haber dejado nunca de estar en guerra.

Hoy vemos que la llamada Guerra Fría no había desaparecido, como algunos creyeron, y que los protagonistas de entonces, bloque oriental, que era socialista, aunque ya no lo es, y bloque occidental, que mantiene su mismo perfil, pero ambos disminuidos por el tiempo y el desenfoque, siguen siendo los atacantes y contraatacantes y pretenden ser los dueños y señores de todo.

En fin, el mundo sigue siendo, tristemente, un espacio para la violencia y la confrontación, en el que todo se multiplica a velocidad vertiginosa.

Pero también, y paralelamente, es el espacio en el que millones de personas requieren amor, paz, seguridad, protección, educación, alimentación, vivienda y comprensión y hay que buscar las fórmulas para dar respuesta.

Por ello existen los anversos y reversos y hay quienes se esfuerzan por construir y hacer un mundo mejor, quizás se equivocan en el proceso, pero eso no importa, al fin y al cabo, “errar es de humanos”.    Lo importante es pretender lo bueno, buscar el lado que aporta y engrandece.

La época de Navidad es momento oportuno para la reflexión respecto al papel que debemos jugar en la tierra y los roles que hemos venido desempeñando. Quizás en ese proceso, nos podemos encontrar con la necesidad de ser prudentes, empáticos y solidarios.

Son muchos los retos y desafíos a los que la gente se enfrenta en el día a día y, a veces no hay señales de que puedan ser manejados. Eso irrita, molesta. Provoca crispación y hace que se pierda la razón.

Pero, sea cual sea, la situación, es hora de que actuemos con prudencia, que no perdamos la capacidad de pensar y reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos y la necesidad de contribuir a hacer del mundo un espacio más amigable, con la naturaleza, con la gente, con la vida.

En lo que concierne a República Dominicana, hay muchas deudas sociales acumuladas por cumplir. Lo vemos y lo sentimos a diario. Saldarla es un compromiso fundamental de quienes manejan y han manejado las políticas públicas, muchos de los cuales, no han logrado ni siquiera amortizar los intereses.

Se impone, entonces, que quienes tengan liderazgos públicos sean prudentes con las palabras, con las promesas, con las acciones, con las disposiciones, con los análisis y con las evaluaciones, porque de su comportamiento dependerá el nivel de valoración que la gente le atribuya, para bien o para mal. No, de otra cosa. ¡Prudencia!

Patricia Arache

@patriciarache