Santo Domingo.-“Si deseas satisfacer tus deseos exóticos o sexuales acá me tienes para hacértelos realidad, no pierdas tiempo y comunícate conmigo ahora. Aviso: Cobro por mis servicios y experiencias sexuales”.
Así se vende Daniel en una página de internet.
El jovencito, quien dice tener 18 años, se dedica a vender placer sexual a quien quiera, y para conseguir más clientes puso su publicidad en una de las tantas páginas de internet donde hombres, principalmente jóvenes, ofrecen sus servicios sexuales a cambio de dinero, sin advertir el peligro que corren sus vidas.
Los términos que usan para vender son exageradamente prosaicos.
“Necesito un hombre que me trate y me ponga como a un rey”, “Por dinero la pasamos jevi”, “Soy un chico prepago”, son algunos de los títulos de los anunciantes, que piensan que su vida mejorará con ese “trabajo”, pero podría ser todo lo contrario.
Negocio oscuro
Quien quiere contratar esos servicios lo tiene fácil. Número de teléfono, whatsapp, correo electrónico y, en algunos casos, hasta su dirección, están disponibles para todo el mundo, todo esto acompañado de fotos exhibiendo sus “dotes”.
“Aló, sí mi amor, yo me dedico a eso. Pagas 1,500 pesos por hora y solo tienes que confirmarme la cita”, dice Daniel sin titubeos, pues no podía perder tiempo de conseguir un nuevo cliente. Entiende que la competencia es fuerte.
EL DÍA lo llamó para comprobar la veracidad del anuncio, haciéndose pasar por un nuevo cliente que deseaba sus servicios, pero que necesitaba mucha discreción porque tenía su familia y era nuevo en eso.
Daniel no tuvo inconvenientes en responder todas las preguntas y dejar bien claro que es muy discreto y que no había de qué preocuparse.
Él no tiene problemas en acostarse con varios hombres en un mismo día, lo importante es conseguir dinero para comprarse todo lo que quiera.
“Ofertas de combos”
Los precios en la prostitución masculina son determinados por la oferta y la demanda. Muchos prefieren acostarse con hombres porque pagan más caro.
El costo de los servicios sexuales depende de la edad del prostituto, el tamaño de su pene, su belleza física, la fama que tenga entre los homosexuales, experiencia, tiempo de duración y la disposición que tiene para hacer lo que diga el cliente.
En el caso especifico de Daniel, tiene dos combos, uno de 1,500 pesos que incluye masaje, un “stripper” y la felación, y el otro 3,500 que lleva esos tres servicios más la relación sexual, pero ambos precios son estrictamente por una hora.
El mínimo puede ser 1,300 pesos, no menos de ahí.
“Sin pago no hay na”
Antes de irse a cualquier lugar privado, Daniel exige su pago, “porque muchos hombres después dicen que no tienen menudo o que lo tienen en la tarjeta”.
“No te tienes que preocupar por nada, yo soy muy discreto y siempre uso mi preservativo. Tendrás una experiencia inolvidable”, explica el jovencito.
El cliente pone el lugar y Daniel acude a donde sea, pero si no lo pasa a buscar tiene que pagarle el taxi, además del hotel y sus servicios.
Él ya lleva casi un año en el negocio y asegura que en una semana se puede llevar hasta 15 mil pesos, eso aparte de lo que le brindan.
Prostitución por doquier
Sus clientes no son cualquier cosa. Hasta políticos y comunicadores de la televisión lo buscan, según Daniel, quienes pagan entre ocho y nueve mil pesos por un rato, porque a ellos “hay que cobrarle mucho más”.
Y es que la prostitución homosexual, que soterradamente crece en el país, está en todos los estratos sociales, no es exclusivamente de los pobres, explica el director del Centro de Orientación e Investigación Integral (Coin), Santo Rosario.
También en los barrios!!!
Aunque el internet se ha convertido en uno de los principales medios para la promoción de la prostitución masculina, porque conlleva una cierta protección tanto para el cliente como para el prostituto, también ese servicio existe en las calles de República Dominicana, principalmente cerca de las zonas turísticas, asegura Rosario.
Dice que la prostitución masculina no solo se da en esos hombres que acuden a los barrios empobrecidos a buscar jovencitos para pagarles por sexo, si no que ese fenómeno se da en personas del mismo nivel económico.
“Si la sociedad no hace un alto de cómo ve la sexualidad, en cómo ven el tema de la pobreza, el trabajo sexual, igual como las drogas, que el alcohol y que el cigarrillo va a seguir aumentando”, advierte.
Sin salida…
Al igual que Daniel, la sed de dinero, y en algunos casos la necesidad, es lo que ha llevado a que miles de jóvenes de distintas partes del país se dediquen a vender su cuerpo por internet o en las vías públicas.
Ellos están seguros que con vender sus servicios sexuales encontrarán la gloria, pero al final, de eso que hoy disfrutan y se vanaglorian se puede convertir en el mismísimo infierno, y lo peor, sin vuelta atrás.