Los aprestos contra la nación dominicana y contra nuestra juventud se han manifestado históricamente en múltiples formas.
Una de estas ha sido impedir la promoción de valores nacionales y populares que propendan al desarrollo humano, individual y colectivo, así como divulgar ideas y mensajes que conducen hacia la alienación e imbecilización de nuestros jóvenes.
En la actualidad cada vez más padres y grupos de opinión expresan honda preocupación y/o disgusto en torno a los efectos que tienen sobre sus hijos la denominada “música urbana” en nuestro país. Sobre todo establecen que la misma genera violencia, agresividad y excitación en la conducta y en el lenguaje de sus hijos.
Además de lo anterior se puede afirmar que la canción urbana por su letra se le asocia, con algunas excepciones, a la cultura del consumo, del goce desmedido, de la magnificación del dinero y de la instrumentalización de la mujer como objeto sexual.
Llama la atención la procedencia de un estrato eminentemente popular de la casi totalidad de los interpretes de la canción urbana. Resalta su capacidad de emprendimiento y la movilidad social de que han sido objeto.
Pero es muy lamentable que la mayoría de ellos haya renunciado a exponer mediante sus canciones las características de las realidades de donde provienen, que hayan renunciado a plantear la crítica a los males de la sociedad y a levantar las reivindicaciones sociales y económicas a que tanto aspiran las personas de sus medios de origen.
Orientar las canciones en ese sentido podría ser un elemento de unidad entre los intérpretes y cantautores de la música urbana.
El espíritu hedonista se ha apoderado de una parte de nuestra juventud, aun de la más popular, y algunas investigaciones refieren como muchachas y muchachos de nuestras barriadas, son presas de ideas y aspiraciones vinculadas al consumo, al machismo, al inmediatismo.
Esta realidad también ha sido ligada a la canción urbana. A los cantantes urbanos les proponemos que reorienten el contenido de sus canciones, les proponemos que cambien ese contenido sin temer que sus piezas musicales se hagan menos “comerciales”.
Ese contenido debe tener la mayor fuerza artística, y para ello les proponemos a sus autores consumir la mayor cantidad de poesías.
Esta reorientación en la música urbana le haría un bien invaluable a nuestra juventud y haría de esta vertiente artística popular un verdadero instrumento de desarrollo cultural y nacional.