José Báez Guerrero
La propiedad privada es una de las piedras angulares de las democracias republicanas o monárquicas con sistemas económicos en que los derechos cuentan con garantías constitucionales.
En sociedades que padecemos imperfecciones similares a las personas recién llegadas a la adultez, muchos derechos son agredidos impunemente por falta de aplicación de macana legal.
La flagrancia del caos del tránsito, el fracaso de las EDE por quiebras por corrupción e incapacidad gerencial, la dificultad de mejorar la instrucción pública por los atrabancos con el sindicato de maestros, como casi todos nuestros problemas, lucen de imposible solución por tener una raíz común: pese a la notoriedad de las ilicitudes, la casi segura falta de consecuencias judiciales, lo que llamo macana legal, incentiva la audacia de los perpetradores. Tan grave como todo lo anterior, es la inseguridad sufrida por los propietarios de terrenos registrados, que son invadidos, ocupados, sus títulos legítimos falsificados o sus expropiaciones impagadas.
Por tanto, me alegró que el Gobierno anuncie que dotará de títulos de propiedad a más de ocho mil familias en el Distrito Nacional. Ya entregaron 450 en Azua, 2,100 en La Guáyiga y otros en distintas localidades.
Ojalá no sean premiados ocupantes ilegales de terrenos privados. Ser propietario con protección legal mejora exponencialmente la dinámica socioeconómica. (Si la protección funciona).
