Miami.- Corrientes oceánicas tibias podrían provocar una temporada de huracanes más fuerte de lo normal en el Atlántico, y se prevén pocos efectos de El Niño, dijeron el jueves meteorólogos del gobierno.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica pronostica entre 11 y 17 tormentas con nombres, con entre cinco y nueve huracanes.
Se prevé que entre dos y cuatro huracanes sean grandes, con vientos sostenidos de al menos 179 kph (111 mph).
Meteorólogos esperan que las corrientes estén más tibias de lo normal en el océano Atlántico y el mar Caribe, cizalladuras débiles efectos débiles o nulos de El Niño, dijo Ben Friedman, administrador interino del NOAA.
El Niño es el fenómeno climático que calienta partes del océano Pacífico, alterando el clima en todo el mundo y reduciendo la actividad de huracanes en el Atlántico.
Las corrientes tibias atizan la fuerza de los huracanes, mientras que las cizalladuras fuertes tienden a suprimirlo o desbaratarlo.
Si bien las proyecciones muestran considerable incertidumbre, «existe el potencial de mucha actividad huracanada en el Atlántico este año», dijo Friedman.
Los promedios de la temporada a largo plazo son 12 tormentas con nombres, de las cuales seis tendrían huracanes y tres serían fuertes.
Las tormentas tropicales tienen vientos sostenidos de al menos 63 kph (39 mph), y los huracanes tienen vientos de al menos 119 kph (74 mph).
Un nuevo satélite ayudará a los meteorólogos a ver tormentas en desarrollo con bastante detalle, especialmente cuando se traslade más adelante a una posición permanente sobre la costa este de Estados Unidos, ofreciendo un vistazo a las aguas tropicales donde los huracanes se forman, agregó Freidman.
«Su ’mapa de relámpagos’ nos permite ver relámpagos entre nubes como nunca antes», puntualizó.
Nuevas tecnologías permitirán la elaboración de modelos más nítidos y por ende pronósticos climáticos «mucho mejores», dijo Mary Erickson, vicedirector del Servicio Nacional de Meteorología.
Funcionarios exhortaron a los residentes de las costas a hacer planes de evacuación y almacenar provisiones de emergencia con tiempo, antes de que se anuncien advertencias sobre el clima.