Promoción gubernamental excesiva

Promoción gubernamental excesiva

Promoción gubernamental excesiva

Carlos Salcedo

El festival de anuncios gubernamentales sigue como el wisky aquel. Lo que creíamos iba a superarse ha seguido su curso. El dispendio de recursos para darle visibilidad a funcionarios del gobierno continúa.

Esta práctica pone de relieve la necesidad de controles legales y administrativos más estrictos. Nadie en el gobierno debe hacer uso de estos medios para promocionarse, sino para programas gubernamentales que deben ser conocidos por su población beneficiaria.
Debe fiscalizarse el contenido de estos anuncios y determinarse su utilidad.

Por estar costeados con fondos públicos, tienen que cumplir propósitos del interés general. Hay que confirmar que no sean para publicitar cuestiones que no son para el beneficio común o que no correspondan al cumplimiento de deberes de la administración.

La administración debe rendir cuentas. Los mecanismos están en la Constitución. Pero este deber no puede ser una carga pesada para nosotros. Existe una delgada línea entre el contenido y la forma de la rendición de cuentas y la promoción del aparato de turno con fondos públicos.

Campañas como #Asifue #elRetoQueUnidosSuperamos para recontar lo sucedido en pasado año escolar, aunque sirven para generar un impacto de orden moral y emocional, no concuerdan con los propósitos referidos.

Igualmente, uno de los anuncios de la campaña #unidoshaciendohistoria: “Tenemos un sistema educativo que no se detuvo ante la pandemia. Que seguirá creciendo y haciéndonos crecer con programas sociales, que te ayudan a salir adelante, generar más ingresos, para que nadie se quede atrás y la protección social llegue a cada rincón del país. Unidos lo lograremos, estamos haciendo historia”.

Aunque ayuda con la visión de bienestar general, es cuestionable por la información que se transmite y por sus altos costos.

Estos medios deben ser utilizados exclusivamente para cuestiones de rendición de cuenta efectiva, la implementación de políticas públicas e informaciones relevantes, de proyectos y programas que ameriten un grado de participación ciudadana para materializarse.
Entiendo pertinentes las campañas #VacúnateRD y la campaña #Primerañodelcambio, pues cumplen con el interés general y de rendición de cuentas.

El presidente y la Dirección General de Contrataciones Públicas deben limitar este tipo de contrataciones. Así se podrían reducir las promociones personalistas y políticas que deberían ser cosas del pasado. Tengo fe que el presidente y Carlos Pimentel le pondrán la tapa al pomo.



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