Promesas

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Promesas

José Báez Guerrero

El valor de la palabra empeñada es uno de los mayores atributos de la gente seria y honesta. Pronunciar algo de viva voz posee una carga emocional tan poderosa que casi todos los ritos religiosos o solemnes actos jurídicos requieren pronunciarse ante otras personas.

Pero como verba volant, esas voces son transcritas para preservar o fijar en papel lo acordado de manera inequívoca e idéntica para las partes.

Dado que los políticos son casi una categoría distinta al resto de los homínidos sentientes y pensantes, sus promesas son puestas por escrito en la prensa, sin mucha necesidad de mayor formalidad cuando se trata de sus andanzas proselitistas o en procura de apoyo popular aun sea fuera del período de campaña electoral.

Hay unos pocos políticos tan especiales y diferentes, que cumplen su palabra empeñada cuando ofrecen algún cargo a amigos o aliados.

Si esos funcionarios salen malos o pésimos, el jefe de la fábrica de decretos y Aladino del Erario no debería dar tantas vueltas para la cancelación del mal designado, sea por impericia, incapacidad, corrupción, desfachatez o cualquier culpa flagrante.

Las promesas deben honrarse, pero en política es una obligación recíproca y nunca incondicional. Cumplir con pésimos funcionarios para incumplir con los votantes es el peor negocio.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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