Probablemente usted quiera tener un reloj inteligente porque: puede usarlo para hacer cosas prácticas como abrir puertas, pagar el café y poner en marcha autos.
No lo comprará probablemente hasta dentro de unos cinco años, ya que todavía no existen muchas de esas puertas, tiendas ni autos con los que funcionará su reloj inteligente.
El obstáculo es que pasarán varios años antes de que haya suficientes sensores en las casas, las empresas y los vehículos que justifiquen la molestia de amarrarse a un reloj inteligente.
Las empresas como Samsung, Intel. y Philips están abocadas a crear el ecosistema con equipos de sensores que se controlen con un teléfono inteligente.