Privilegio e infortunio

Privilegio e infortunio

Privilegio e infortunio

Danilo Arbilla

Nos ha tocado vivir una época de cambios.

El avance técnico y científico nos traslada a espacios inimaginables, y nos significan conquistas impensadas no hace tanto; esto es, cuando las cosas eran más pausadas y lineales, pero también, justo es consignarlo, con una parsimonia en el paso que nos permitía comprobar que se avanzaba.

Que se caminaba hacia delante.

Hoy el vértigo nos lleva para atrás y para adelante, para arriba y para abajo y todo se presenta con claroscuros y al final no sabemos si está bueno o se trata de una calamidad, de un privilegio o de un infortunio,

Lo feo de esto es que hay cosas que se están perdiendo o que se están echando a perder. Y son cosas tan importantes como las que más: se trata de todo lo conseguido para la afirmación y defensa de las libertades y derechos ciudadanos y de la dignidad humana.

En materia de libertades, como que la civilización va en retroceso. Hasta la ciencia ha hecho su gran aporte en esta línea: hoy estamos todos rigurosamente vigilados y proliferan los drones, que cruzan todos los cielos y se meten por donde les place, lo que hace medio tonto o contradictorio hablar de “avances” tecnológicos o científicos.

Peor es aún si abandonamos las alturas por donde reinan satélites y aviones no tripulados y buscamos pisar la tierra. Y más si aterrizamos por estas regiones. Aquí nos encontramos con un franco deterioro en cuanto a vigencia de las libertades, hecho del que aparentemente muy pocos se dan cuenta, otros hacen que no lo ven y buena parte parece que ya no le importe.

En Venezuela, Nicolás Maduro, reprime y mata a estudiantes, persigue y hostiga a la oposición, mete presos a los lideres políticos que lo enfrentan, está acabando con la libertad de prensa – la libertad de expresión, como la gran mayoría de los artículos de primera necesidad ha desaparecido en Venezuela-, maneja la justicia a su antojo y jueces y fiscales, perdida toda la dignidad profesional y personal, le obedecen y actúan en función de lo que les mandan, y todo esto pasa ante la indiferencia del mundo y con el respaldo y bendición de la llamada UNASUR, inventada y puesta en marcha a tales efectos.

Rafael Correa, por su parte, ha amordazado a los ecuatorianos, los que solo pueden ver, oír y leer lo que su gobierno dispone. Pero aún así, Correa no está plenamente satisfecho: le enfurece que sus gobernados puedan escuchar algún mínimo murmullo que venga de afuera y mucho más que pueda ser amparado, dada la deserción de la justicia ecuatoriana, por una justicia más universal.

Entonces reitera sus ataques contra las cuerpos interamericanos que constituyen los últimos reductos y garantías para los cada vez más desamparados ciudadanos de los regímenes neoprogresistas, populistas y autoritarios, que pululan en el continente, agrupados en el ALBA, donde sí están todos los que son, mientras se mantienen afuera algunos otros que también lo son.

Correa quiere acabar con la Corte Interamericana, con la Comisión de Derechos Humanos, con las Relatorías y con todo lo que se ocupe de vigilar el tema de los derechos humanos.

Quieren tenerlos cerca y controlados, marcarles la metodología de trabajo e investigación (querría , seguramente, para el tema de los Derechos Humano, tener una especie de INDEC como el que tiene el gobierno kirchnerista, que todos los meses fija a dedo y a gusto cuánto hubo de inflación, lo que creció el producto, el índice de desocupación y como desaparece la pobreza) y por supuesto, impedir cualquier otro tipo de financiación fuera de la que le brinden los estados miembros, los que por esa vía buscarán hacer desaparecer o someter a oficinas tan molestas.

Es cierto que ya la OEA sirve de muy poco – de nada concretamente- y lo único que vale en su entorno son esos cuerpos interamericanos de justicia y de defensa de los derechos. Y es con ellos con los que quieren acabar los progresistas que hoy pesan en la OEA. Y es lógico.

Será un broche de oro para la triste gestión del Secretario General, y un triunfo para el chavismo y los gobiernos progresistas. Para los ciudadanos será perder conquistas de años, que nos enorgullecían, que eran ejemplos y modelos a seguir, además de nuestras máximas garantías.

Sin ellas será ingresar en laberintos muy oscuros, que creíamos definitivamente superados. Se avecinan épocas duras, de injusticia y de impunidad , que serán difíciles de enfrentar porque, hoy por hoy, proliferan los Chamberlain, y son muy escasos los Churchill y los De Gaulle.
En realidad, de la estatura de cualquiera de estos dos últimos, ni cerca..



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