Antes de hablar de las pasadas elecciones, de las actitudes desplegadas por los partidos políticos, hay que referirse a la Constitución, particularmente cuando esta incorpora el control de constitucionalidad.
Con ello se quiere indicar que una Constitución debe tener los elementos de garantías, debiendo contenerlos en cualesquiera de las normas, valores y principios que les son inherentes. Y la nuestra lo tiene, a partir de 2010, después de haberse reformado, entonces, 37 veces.
De acuerdo a la cultura jurídica de nuestro tiempo, los principios constitucionales, llamados también principios democráticos, es una de las fuentes principales del derecho constitucional, y gracias a ella se pueden analizar todos los fenómenos electorales y políticos, sin que sean visto como enteramente nuevo, en la vida del derecho occidental.
La Constitución de Cádiz (1812) –la primera, de España y de América–, consagró para la ciudadanía derechos políticos tan fundamentales como el principio de igualdad en derechos, sin distinción; era un intento liberal de permitir en las elecciones municipales el sufragio universal, la libertad de expresión, libertad de asociación, libertad de información.
Nuestra Constitución vigente (2015), representa un Estado social y democrático y de derecho, cuya forma de Estado es la República; ellos también incluyen los principios básicos del derecho electoral y de los partidos políticos, el cual conceptualmente los podemos encontrar en las constituciones de Alemania, de España.
Los poderes y los principios constitucionales son los mismos, por decirlo de alguna manera. En una Constitución normativa, lo primero es que hayan garantías.
He aquí algunos principios democráticos que fueron decisivos en las elecciones municipales, generales y ordinarias de 2024. 1) Participación de la ciudadanía, en la que el pueblo participó para trazar el rumbo del gobierno; como toda democracia representativa, se actuó con libertad para expresar voluntad; 2) Igualdad.
Los votantes ejercieron el sufragio, libres de derechos, con igualdad de acceso al voto. Y como ha dicho el titular de la JCE: “Tu voto es valioso y cuenta como el de cualquier persona”; 3) Transparencia, que destaca tanto las informaciones, capacitaciones, del órgano rector de las elecciones, quien llevó cabo un Diplomado de Administración Electoral para todos los miembros de juntas electorales, así como una campaña de motivación al voto, con semanas de anterioridad al sufragio; 4) Elecciones libres y justas, porque es fundamental que las elecciones se celebren de forma que la gente recibe informaciones precisas y que pueda debatirla libremente.
Las elecciones no deben celebrarse de forma irregular ni convocarse cuando le convenga al Gobierno.
En las presentes elecciones, municipales y presidenciales la JCE trabajó duramente por la transparencia. Esta se evidenció (y se anunció para las presidenciales) como un paso de avance, al igual que al inicio de la lucha por las libertades públicas, en el que se logró, por ejemplo, el voto de la mujer; pues, todos pudimos comprobar, ahora, en la recién finalizada elecciones municipales, varias formas de materialización del sufragio a favor del ciudadano con condiciones de discapacidad, o el voto penitenciario, el voto en casa, para los envejecientes, los pacientes imposibilitados de sufragar, en condiciones normales. Nunca antes en unas elecciones generales se había instalado una mesa de ayuda, para facilitar que puedan votar los que necesitan inclusión.