Me han preocupado siempre las elecciones primarias de la Ciudad de Nueva y la baja participación hispana en esas elecciones. Preocupación que manifiesto, debido a que los candidatos que se
imponen representan una minoría muy ínfima, lo cual conlleva a un deterioro significativo en la solución a las necesidades comunes que afectan a nuestra comunidad, pues está cada día está peor.
Los ejemplos son obvios al respecto. Renta cara y abusos de los caseros, miles de familias viviendo desamparadas y en hacinamiento, miles de negocios cerrando y pérdida de empleos, alto nivel de
criminalidad, inseguridad, bajos recursos para las escuelas, transportación deficiente, consumo de droga, deterioro de la salud mental, entre muchos otros no menos importantes.
La pregunta que me hago es, por qué nuestra gente hispana no sale a votar en las elecciones, según muestran las estadísticas (ver más abajo). Pongo como muestra el distrito al concejo municipal
número 10 del alto Manhattan, lo que es un patrón repetido en los demás distritos con mayoría hispana alrededor de la ciudad. La baja participación en las elecciones conlleva a que el candidato
elegido pierda el interés y el compromiso en buscar solución a los problemas, pues sabe bien que cuenta con una masa silente manipulada que responde a intereses de una maquinaria corrupta la
cual administra la política local. Esa baja votación lo hace sentirse seguro de no ser desplazado.
Para tener una idea de lo que quiero significar, le muestro el historial del distrito 10 al concejo municipal en las elecciones primarias, acción repetida también en las elecciones estatales y
federales. El distrito 10 cuenta con una población alrededor de 136,647 personas, 81% son hispanos (110,684). De esos 136,647, 123,268 son votantes inscritos y, de esos 123,968 el 77% son votantes demócratas (94,916). El punto al que quiero referirme es el siguiente. En las primarias solo vota alrededor del 14% del total de votantes inscritos, sin embargo, de ese 14%, solo el 5.6% son hispanos (4,305). El restante 8.5% (8,202) pertenece a las otras etnias o nacionalidades que, a pesar de ser el 23% del total de votantes inscritos (aproximadamente 28,512 votantes), vota casi el 30%. Viéndolo desde otro ángulo, el 60% de los votantes en las primarias pertenecen a la minoría (23%) de votantes de este distrito. Quiere decir que de 13, 724 votantes en la primaria, 8,202 no son hispanos.
Es por esta razón que en los casos de la Asamblea y el Senado estatal, tenemos dos representantes que no son de nuestra etnia o nacionalidad, a pesar de que ellos no alcanzan el 20% de la población votante. Esos dos casos son de los afroamericanos Al Taylor, Asambleísta por el Distrito 71 y Robert Jackson, senador por el distrito 31, (18% y 14%, respectivamente). Debo reconocer que quizás los votantes tienen razón en su frustración.
Es que la falta de voluntad de un liderazgo trasnochado, conservador y poco eficaz, provoca desgano en la participación política, además de las mentiras, falsas promesas, simulación, corrupción y compromisos con los caseros abusadores. Debo agregar que, la apatía de nuestro liderazgo “progresista” que se ha sumado, a repetir como papagayo que estamos bien representados, no profundiza en las causas de los males que nos afectan, actuación que los hace ser compromisario de las causas del problema.
Insisto en que debemos empujar a nuestra gente a que salga a votar por opciones que son independientes del brazo político corrupto, pero comprometido con visión de cambio para mejorar la calidad de vida de nuestra comunidad. Este 27 de junio hay que salir a votar y ayudar por las propuestas alternativas para eliminar a los simuladores, oportunistas y socios de la corrupción política e intereses adversos a los nuestros.