¿Cómo llegó el PLD a favorecer las primarias abiertas? Lo primero: enterró la ideología antes que a Juan Bosch. El problema no fue el Pacto Patriótico, al que llevaron a don Juan sin uso de sus facultades, porque pudo ser una excelente maniobra táctica para alcanzar el poder, sino que sacrificaron por el poder su propuesta de liberación nacional.
Liquidada la ideología procedieron a disolver el partido, desarticulando su organización y el cumplimiento de sus métodos.
En lugar del partido organizaron una pandilla formada por el Comité Político, el Comité Central, y congresistas, ministros, directores, alcaldes y regidores, articulados en tendencias sobre la base del usufructo de los recursos del Estado.
Llegado a ese punto, para qué unas primarias cerradas, si no existe un partido, sino simpatizantes empadronados en las mesas electorales, listas de beneficiarios de subsidios estatales y contratistas.
Sin ideología, sin partido, el camino está abierto para liderazgos patrimonialistas que usan las herramientas descritas para usufructuar el poder y las arcas públicas para su beneficio, el de sus allegados y clientes, y hasta heredar el “negocio” a sus cónyuges e hijos.
La democracia pasa a ser un eslogan vacío, la justicia social pura demagogia y la opinión pública es cooptada como bocinas.
La única diferencia entre el PLD y el PRD-PRM es que los primeros fueron más astutos y usaron los mecanismos adecuados para retener el poder, los segundos siguen buscando fórmulas para desplazar del poder a los primeros y ejercer el mismo modelo. Mientras, la guagua va en reversa.