Asombra que empresas importantes descuiden la trascendencia de su reputación, por ahorrarse chelitos. Me refiero al excelente logro del Ayuntamiento, de rescatar el espacio de acera frente a Agencia Bella, ocupada hace décadas por su verja desde cuando ampliaron la Kennedy, por descuido de autoridades anteriores y cómplice desidia del próspero negocio.
Sabrá Dios cuántas desgracias o accidentes ha ocasionado que peatones indefensos, incluso empleados suyos, hayan tenido que tirarse a caminar en tan peligrosa y transitada vía, por falta de esa acera. ¿Cuánto costaba solucionar eso?
Seguramente menos que el precio de algún automóvil Honda (de decenas de miles vendidos desde cuando ampliaron esa avenida) o del precio de la menos costosa de las pinturas del Museo Bellapart.
Con concurso de terceros (generosos empresarios quienes, tal vez por vergüenza ajena, compraron a Agencia Bella los poquitos metros para la acera), el Ayuntamiento resolvió tremendo problema. Ahora los munícipes recordarán con justificado resentimiento que durante décadas Agencia Bella prefirió desdeñar a los peatones, poniendo precio vil al prestigio y reputación propios.