Claudio Caamaño Vélez
En la pasada semana dos importantes escándalos afectaron la imagen del nuevo gobierno: la destitución de un viceministro por negociar con las licencias de armas de fuego y el contrato ilegal y posterior regalo de 100 millones de pesos a artistas, sin un criterio claro.
El presidente Abinader debe separar el trigo de la paja, diferenciando aquellos que le apoyaron para un cambio en el país, de aquellos que solo buscan un cambio personal. En el gobierno hay bombas de tiempo que es bueno identificarlas y desactivarlas antes que exploten.
Tal vez para llegar se necesitó de “todo el mundo”, pero para gobernar bien hay que soltar lastres, antes que arrastren el gobierno al fondo del mar.
Es entendible que Luis tenga compromisos con algunas personas, pero que esos compromisos jamás sean mayores que el compromiso con el país. Todo lo que le aleje de ese compromiso debe ser erradicado, como dice el señor en Mateo 18:9… “si tu ojo te hace pecar, sácatelo y tíralo”.
Este pueblo no es el mismo de antes. Su intolerancia a la corrupción fue lo que llevó el PRM al poder. Esa es una realidad innegable e inalterable.
Compañero Luis Abinader, por el cariño que le tengo me siento en el deber de decirle que todo lo que se interponga entre usted y el gobierno que usted le prometió a este país, haga como lo dice el Señor en Mateo 7:19… “todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego”. Abrazos y feliz Navidad.
