SANTO DOMINGO.-Su muerte le vino sorpresivamente, sin anunciarse: un infarto cardíaco fulminante, como un rayo, acabó con su vida en un instante.
Hace una semana la exprimera dama Rosa Gómez de Mejía había seleccionado el lugar que sería su última morada: El Jardín Memorial, dijo el expresidente Hipólito Mejía al hablar con la prensa.
“Nosotros no teníamos ni tumba, se está haciendo ahora”.
Doña Rosa sufrió el evento cárdiaco tras pronunciar el discurso principal del acto al que le acompañaba su esposo Hipólito Mejía, y la actual primera dama Raquel Arbaje junto con los actuales funcionarios del Museo Infantil trampolín en la zona colonial.
«Ella selecionó ese lugar hace una semana, ayer estaba completamente normal cuando estaba dando su discurso de agradecimiento…en ese centro que ella calificaba en el área afectiva de la educación, de la juventud y ahí, al lado de Carolina, de Nancy, su nuera y de la Primera Dama», expresó el expresidente Hipólito Mejía.
Mejía indicó que él y doña Rosa tenían 62 años juntos: cuatro de amores y 58 de casados.
Al momento de desplomarse, fue auxiliada por los que estaban cerca de ella, incluyendo a su esposo el expresidente Hipólito Mejía. En un primer momento la concurrencia pensó que se trataba de un «bajón de azúcar».
De inmediato la llevaron a un vehículo que parecía una ambulancia, pero se trataba de un vehículo del programa de Covid, por lo que decidieron trasladarle de urgencia en una yipeta hasta la clínica Abreu, donde falleció.
Uno de los médicos que la atendió fue el doctor José Joaquín Puello, quien explicó que intentaron reanimarla y que en un primer momento el corazón reaccionó, pero volvió a fallar porque había sufrido un gran daño.