La Academia Real Sueca de Ciencias acaba de anunciar el ganador del premio Riksbank en ciencias económicas en la memoria de Alfred Nobel 2020, y ha sido la pareja de académicos norteamericanos de Paul Milgrom y Robert Wilson.
Ambos pertenecen a la facultad de economía de la afamada Universidad de Stanford, California. Según se informó, los laureados de este año han mejorado la teoría de las subastas y creado nuevos formatos, en beneficio de compradores, vendedores y los contribuyentes a lo largo de todo el mundo.
En términos sencillos la teoría de las subastas es una aplicación de las ciencias económicas que investiga y descifra las reacciones en los mercados de subastas, así como las propiedades de los mismos. Esto incluye sus diseños, eficiencias, estrategias y comparación de resultados.
En el mundo real es utilizada con frecuencia en las subastas de actividades y empresas publicas o en la venta de licencias del espectro electromagnético.
En nuestro país las compras publicas han sido y son fuentes de corrupción y opacidad, permitiendo colarse negociaciones turbias, abusivas y privilegiadas en favor de allegados y amigos de la clase política, en perjuicio del erario y sobre todo erosionando la fe en la gobernabilidad democrática.
Tal desgracia no respeta ámbito ni magnitud, sea en la compra de flores o de derivados del petróleo; en un ayuntamiento o el ministerio más encumbrado.
Tal vez a nuestros gobernantes les convendría cambiar los formatos actualmente utilizados en las compras, aprovechando los enormes avances en la computación y las comunicaciones para instaurar un sistema de subastas en todo el área y niveles del quehacer público.
Ello permitiría una divulgación uniforme de las informaciones requeridas para concursar en todo tipo de licitación.
También aboliría el método de sobres cerrados, adendum y otras practicas distorsionadas, a la vez que todo concursante conocería de manera abierta las propuestas y los ganadores.
Pensemos y actuemos fuera del cajón para erradicar las perversas practicas en las compras púbicas, y con ello salvar la fe y prestigio en la gobernanza democrática.