La Real Academia de Ciencias de Suecia recién otorgó el premio en Ciencias Económicas 2015 en memoria de Alfred Nobel, a Angus Deaton, profesor escocés-norteamericano de 69 años de edad, académico de la Universidad de Princeton en New Jersey, EE.UU., quien ha pasado la mayor parte de su carrera estudiando la pobreza, haciendo apreciables contribuciones para la medición de la misma.

El trabajo investigativo del profesor Deaton se basa en el principio de que para diseñar políticas efectivas que combatan y disminuyan la pobreza, primero debemos analizar y comprender los patrones de consumo del ciudadano. Sus investigaciones han ayudado a transformar los campos de estudio de la microeconomía, la macroeconomía y la economía del desarrollo.

Como bien señala la nota de prensa de la Organización Nobel, el trabajo por el cual se honra a Deaton se basa en tres preguntas fundamentales.

¿Cómo distribuyen los consumidores sus gastos entre diferentes bienes? ¿Cuánto del ingreso de una sociedad es gastado y cuánto ahorrado? ¿Cómo medimos y analizamos mejor la pobreza y el bienestar?

Estas preguntas cambian radicalmente la visión de la pobreza, que hasta ahora, como hemos visto en recientes declaraciones oficiales, en países como el nuestro se ha preferido una metodología basada en los enunciados de bancos multilaterales, cuyos resultados han sido celebrados por algunos, pero cuestionados por muchos otros.

La República Dominicana ha mostrado que a pesar de sus enormes debilidades institucionales y una estructura energética deficiente, es capaz de producir riqueza, tal como lo muestra el crecimiento de su economía.

Pero de lo que no hemos sido capaces es distribuir adecuadamente esa riqueza para la mejoría de vida de los conciudadanos, razón fundamental que nos obliga replantearnos entonces cómo medir la pobreza para poder superarla. Sin una visión como la planteado por Deaton, podríamos seguir engañados.