Al cierre de 2020 las cifras mostraban una clara tendencia de recuperación en la RD. Tanto la CEPAL como el FMI prevén un crecimiento de 5.5% frente a la caída de 6.7% experimentada en 2020.
Generosas medidas de apoyo fiscal y monetario compensaron el impacto de haber contenido el contagio restringiendo la circulación de personas. Dichas medidas, ejecutadas por un gobierno y continuadas por otro después de las elecciones, ilustran la importancia de la gobernabilidad para la resiliencia.
Sólo una gobernabilidad sólida es capaz de concitar el apoyo financiero internacional recibido del FMI, el Banco Mundial y la Reserva Federal y de obtener términos favorables en la emisión de fondos soberanos por US$3,800 millones.
Estos ingresos de capital permitieron estabilizar el tipo de cambio a pesar del desplome del turismo, cuyo aporte a la cuenta corriente cayó 64% durante 2020. Con el aumento de las remesas, de las exportaciones de los principales productos de zonas francas, del oro y de la agricultura, los niveles de reservas cerraron en US$10,600, los mayores de la historia.
El despegue económico se consolidará por el programa de vacunación ejecutado desde febrero 2021. Pese a los retrasos en las entregas de las vacunas europeas adquiridas desde noviembre 2020, los suministros chinos permitieron a RD ser el tercer país de América Latina en cantidad de vacunados por 100 habitantes.
No basta sin embargo haber sobrevivido el choque sanitario sin adaptarse a las tendencias de largo plazo que ya se encontraban en curso desde antes de la crisis.
La relocalización de la producción hacia sus mercados de destino, donde se robotiza la manufactura y se automatizan los servicios, cuestionan el futuro de las exportaciones intensivas en mano de obra productiva pero de bajo costo, mientras se expanden las exportaciones intensivas en conocimiento sin que nuestro sistema educativo proporcione personal con las habilidades requeridas.
Ya desde antes de la pandemia los estudiantes dominicanos ocupaban el último lugar de los exámenes internacionales de ciencias, lectura comprensiva y matemáticas. Esto se agrava por haber durado más de 30 semanas sin clases mientras se intentaba reemplazar la educación presencial por medios digitales sin contenidos adecuados ni medios suficientes de difusión.
Urge pues darle bases firmes al despegue, generalizando a los demás municipios el trabajo de Santiago de los Caballeros en materia de resiliencia urbana, para mejor responder descentralizadamente a futuras crisis.
El turismo ya está en transición hacia segmentos superiores de mercado, operando un modelo de menor densidad ocupacional con mayor rentabilidad por turista.
El sistema educativo deberá asumir para la nación en su conjunto los programas que ofrecen las escuelas más destacadas del país, como el Salesiano de Jarabacoa y su Instituto Cincinnatus de formación en informática como segundo idioma.
Los elementos dispersos del sector salud deberán integrarse para mejor enfrentar futuros choques.
La descarbonización de la energía, los transportes y los demás sectores productivos reducirá la vulnerabilidad de la población a enfermedades respiratorias que causan más muertes anualmente que las provocadas por el Covid-19.
Y la elevación de la conectividad del país con miras a convertirnos en el centro logístico de las Américas, requiere maximizar el potencial de todos los puertos y aeropuertos para el comercio internacional.
Estas bases permitirán a la RD avanzar en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.