Nueva York.-La magia ha regresado al Madison Square Garden de Nueva York gracias a unos Knicks que ilusionan a su afición con regresar a los playoffs por primera vez desde 2012, y Kristaps Porzingis lo sabe mejor que nadie.

Porzingis se sube a su Mercedes-Benz y enfila por Manhattan consciente del peso que lleva en sus hombros como el “unicornio” salvador que podría algún día llegar a entregarle a la Gran Manzana su primer desfile de campeones de la NBA desde 1972, pero él no se deja llevar por lo que depara el futuro.

El ala pivot proveniente de Letonia simplemente se dedica a disfrutar la electricidad que él siente cuando ingresa a uno de los pocos recintos verdaderamente sagrados del básquetbol mundial. “Es lo mejor, no se compara a nada que yo jamás haya sentido antes en mi vida”, dijo Porzingis. Este es el joven de 21 años al que se le erizan los pelos cada vez que juega de local.

Para Porzingis el partido no solo se juega cinco contra cinco dentro de la cancha, sino que la gente es el sexto integrante del equipo que los impulsa a querer brillar.

“El público se vuelve loco cuando hacemos una gran jugada y nosotros simplemente lo disfrutamos, nos ayuda a divertirnos. Uno puede sentir la energía que (la gente) apenas entras a la cancha, realmente es algo especial”.

De su lado Carmelo Anthony opinó, en declaraciones al diario Newsday que “la energía que se genera dentro del estadio te motiva a entregarte más al juego y al equipo”.