Por una sociedad sin envejecientes mendigando en las calles

Por una sociedad sin envejecientes mendigando en las calles

Por una sociedad sin envejecientes mendigando en las calles

Celedonio Jiménez

El gobierno del presidente Luis Abinader acaba de anunciar la próxima otorgación de 3,000 pensiones “solidarias” a envejecientes.

El presidente lo anunció en compañía del director del Consejo Nacional de Personas Envejecientes (CONAPE), el médico cardiólogo, José García Ramírez. Al Dr. García Ramírez lo conocí por los años 70, cuando él como decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, y yo como estudiante de sociología, nos desenvolvíamos en las fogosas lides universitarias.

A él que se desempeña en una alta función de atención a los adultos mayores y envejecientes, le propongo que interponga todos sus oficios para que al final de sus funciones, la sociedad dominicana se pueda declarar libre de la indigna e indignante situación de ver envejecientes mendigos por nuestras calles. Con ello estaría cumpliendo con un mandato de nuestra constitución que establece la protección de las personas de la tercera edad (artículo 57).

Los niveles de pobreza en nuestro país, sumado al hecho del bajo porcentaje de personas mayores de 70 años que se desempeña laboralmente, nos permiten imaginar las penurias que sufre una buena cantidad de ciudadanos en la fase última de sus vidas

La discriminación y el impedimento laboral que padecen muchos de nuestros envejecientes nos hablan del grave estatus socio-económico de los mismos.

Es obvio que nos referimos a las personas de la tercera edad que, al llegar a esta etapa de su existencia, no tienen un patrimonio financiero ni bienes muebles o inmuebles.

Como se sabe, las personas a más edad, necesitan más cuidado, salud, alimentación y medicinas. Y es que en esa etapa de la vida advienen enfermedades crónicas, invalidez o discapacidades físicas y mentales. Esto los hace más vulnerables y dependientes.

Resulta, sin embargo, que muchos de nuestros envejecientes cuentan con pensiones que, como se ha visto y demostrado a través de los medios de comunicación, están en un nivel por debajo del salario mínimo vigente en nuestro país, dándose aún el triste caso de personas que mueren sin recibir su pensión Así, se puede decir que la estructura del sistema de pensiones en la República Dominicana lo que hace es reproducir o perpetuar las desiguales e injustas estructuras sociales reinantes en ella.

Aunque somos todavía una sociedad con un predominio de población infantil y juvenil, una tendencia lenta pero sostenida, nos lleva al crecimiento de la población de adultos mayores.

Por ejemplo, mientras en el 2011 el 5.97 % de nuestra población tenía 64 años o más, en 2019 ese porcentaje se elevó a 7.30 %. Busquemos ser una sociedad solidaria y humanista, que garantice la protección integral de sus componentes más vulnerables. En ello deben empeñarse las familias y la sociedad; pero sobre todo el Estado, por la gran variedad de recursos de que dispone.